¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA TORÁ?

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¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA TORÁ?

Redacción: Elon Guilad
Traducción: Rodrigo Varscher

Durante miles de años la gente creyó que Moisés había escrito los cinco libros del Pentateuco. Pero no pudo haber sido así, indican los académicos.

Durante miles de años la gente creyó que Moisés había escrito los cinco libros del Pentateuco. Incluso el Talmud lo indica de manera expresa. Pero no pudo haber sido así, indican los académicos.

Incluso si uno realiza una rápida lectura del Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia hebrea, se observa que la Torá no pudo haber sido escrita por una sola persona, debido a las diferencias que existen en estilo, lenguaje y por las contradicciones en los textos, entre otras cosas. Los eruditos que estudiaron la Biblia en Alemania durante los siglos XVIII y XIX dedujeron que se trataba de una obra compuesta realizada por editores que unieron textos que habían sido escritos anteriormente por distintos autores.

Esta deducción se basa en cuatro características que se repiten en la Torá: 1) Difiere en gran medida el lenguaje usado en las distintas secciones; 2) una ideología variable; 3) contradicciones en la narrativa; 4) es extraño que en parte el texto sea repetitivo sin motivo aparente, lo cual señala que se incluyeron dos versiones de una misma historia.
Empecemos con los indicios que apuntan a que los escritores de la Torá constituyeron una enorme cantidad de personas de épocas distintas, y no una persona sola. Luego podemos pensar en quiénes fueron estos escritores. Acertadamente, podemos comenzar con los ejemplos del Génesis.

En el nombre de Dios

El mejor ejemplo de un lenguaje cambiante es el del nombre de Dios.  La Biblia comienza con el enunciado “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).
A lo largo del primer relato de la creación, a Dios se lo llama Elohim. Pero al empezar Génesis 2:4, comienza un segundo y distinto relato de la creación, en el cual a Dios se lo llama Yahvé.

Los dos relatos también varían en ideología. Elohim, en el primer relato de la creación, era trascendente, a la vez que creaba el mundo con la sola voluntad de él, sin interactuar con la humanidad. Yahvé, en el segundo relato de la creación, es inmanente, casi humano: habla con Adán y a su vez le realiza una cirugía. Es evidente que estas dos visiones claramente distintas de Dios fueron concebidas por hombres distintos.

Como una prueba más de que hubo distintos autores, los relatos de la creación se contradicen entre sí. En el primero, Elohim crea a los animales el día jueves y luego crea al hombre y a la mujer el día viernes, juntos. En el segundo relato, Yahvé crea al hombre, luego a los animales, y solo después de no haber podido encontrar una pareja para el hombre entre ellos es que crea a la mujer a partir de una costilla de este. Estas historias notablemente distintas tuvieron que haber sido escritas por personas distintas.

¡¿Que qué?! ¿Cómo?

De este modo empieza la repetición y las contradicciones con el Génesis. Otro caso es el Arca de Noé.
A diferencia del caso de la Creación, el redactor no colocó los dos relatos de Noé y del diluvio uno al lado del otro. Los dos relatos se encuentran entrelazados, tal como vemos a partir del nombre de Dios que muta, el cual va oscilando entre Elohim y Yahvé de pasaje en pasaje. Pero la fusión de las dos historias es y no es algo continuo.

Por una parte, Noé carga a los animales en el Arca dos veces: “Allí ingresaron de a dos en el arca de Noé, la especie masculina y la femenina, tal como le había ordenado Elohim a Noé” (Génesis 7:9); y luego otra vez, después de unos pocos pasajes, “E ingresaron en el arca de Noé, dos y dos de toda carne, en donde reside el hálito de vida” (Génesis 7:15).
Lo que quizás es aún más sorprendente, se nos cuenta dos veces que el diluvio cubrió la tierra: “E imperaban las aguas, y aumentaban en gran medida sobre la tierra; y el arca marchaba sobre las aguas” (7:18), seguido de “E imperaban las aguas enormemente sobre la tierra; y todas las montañas, que se encontraban debajo de todo el cielo, se vieron cubiertas” (7:19).

Si esta no constituye una prueba concreta de que hubiera más de un escritor, es, de todos modos, una pista extraordinariamente decisiva.

Conozca a los escritores: el Yahvista, el Elohista, los sacerdotes y el Deuteronomista

Finalmente, a los académicos alemanes, dirigidos por Julius Wellhausen, se les ocurrió la “Hipotésis Documental”, la cual sostiene que el Pentateuco fue compilado a partir de cuatro libros que se habían perdido hace mucho tiempo, los cuales fueron unidos por un editor apodado “el Redactor”. Los académicos le dieron un nombre a cada uno de estos cuatro libros (o escritores): el Yahvista, el Elohista, los escritores sacerdotales y el Deuteronomista.

El Yahvista se caracterizó por usar el Tetragrámaton (“Yahvé”) como el nombre de Dios. Los escritores elohistas, que llamaban a Dios como “Elohim”, eran los sacerdotes israelitas. Aparentemente, los escritores sacerdotales eran sacerdotes del Templo (de Judá) que servían en el Templo de Salomón y a sus descendientes, los cuales ponían énfasis en el rito y en el sacrificio, y por lo visto, también participaban en las batallas por su estatus. Y por último, pero no por eso menos importante, al “Deuteronomista” se lo denomina así porque escribió el libro de Deuteronomio.  A propósito, aparentemente el primer relato de la creación fue escrito por una fuente sacerdotal, y la segunda por una yahvista.

Los académicos no se ponen para nada de acuerdo sobre quién escribió qué y sobre cuáles son los textos realmente antiguos y cuáles fueron agregados posteriormente, como sucede efectivamente con gran parte de las fuentes bíblicas que sin duda consisten de capas de agregados y que no fueron escritas completamente por una sola persona. Aun así, hay mucho que se puede decir sobre los escritores de la Torá, incluso si no podemos nombrarlos.

Los textos elohistas, los más antiguos de la Biblia

Lo que había sucedido antes de que se escribiera la Biblia fue la destrucción del reino de Israel por los asirios a fines del siglo VIII a.E.C. Israel y Judá eran reinos de la Edad del Hierro que estaban relacionados cuyos habitantes practicaban una suerte de judaísmo primitivo, el cual era, de todos modos, muy distinto al rígido monoteísmo que conocemos hoy.
La arqueología nos cuenta que el reino de Israel era la potencia regional más grande de las dos, mientras que Judá era un atrasado reino de vasallos. Esto cambió cuando los asirios destruyeron Israel en el año 722 a.E.C. Al verse sometido el reino de Israel, muchos de los de la elite israelita se trasladaron a la capital de Judá, Jerusalén. Estos refugiados israelitas llevaron sus textos sagrados consigo: los textos elohistas, los cuales son probablemente los más antiguos de la Torá.

Probablemente, estos textos fueron escritos por los escribas de la Corte de Samaria, la capital del reino de Israel, o por los sacerdotes de uno de los sitios cúlticos importantes del reino, como es el caso de Shiló. La fuente elohista se centra en los lugares del reino de Israel y en los héroes israelitas Moisés y Jacob, a quienes los israelitas veían como sus antepasados. (No se sabe si los antiguos de Judá creían también que Moisés y Jacob eran sus antepasados, pero tras las “israelización” del reino de Judá, probablemente hayan “adoptado” también su patriarcado).

Con este influjo de cultura que llegaba desde el reino de Israel, la casta sacerdotal de Judá tenía que elaborar su propia narrativa sobre Judá con sus propios líderes y tradiciones míticas. De aquí es de donde proviene la fuente yahvista, aunque puede ser que al menos parte de ella haya sido escrita por los escribas de Judá antes que se destruyera el reino de Israel.

Sea como sea, fue poco tiempo después de haber ocurrido esta destrucción que los dos textos, el yahvista y el elohista, fueron unidos por los escribas en un solo libro.

El hombre que escribió el libro de Deuteronomio

La siguiente porción de la Torá a ser escrita es Deuteronomio, y en este caso tenemos mucha más información sobre su autor. Hasta sabemos su nombre: Shafán (aunque algunos creen que el autor fue el profeta Jeremías).

Puede que este escriba haya cambiado por su propia cuenta todo el curso de la historia haciendo que el rey cambiara de manera profunda la forma judía de rendir culto.
Mientras que los guiones yahvista-elohista no discrepan con el politeísmo y con las personas que veneran a Dios o que incluso veneran a varios dioses en los templos y en otros sitios de culto a lo largo y ancho de la tierra, la ideología de Deuteronomio es claramente un Dios, un templo. Aparentemente, el momento en el que se lo redactó coincide con la unificación del culto judaico y con la exclusión de otros dioses, lo cual sucedió durante el reino del rey Josías que comenzó en el 622 a.E.C.

El relato, que posiblemente haya sido escrito por el propio Shafán, dice lo siguiente: “Y Shafán el escriba se presentó ante el rey y le dijo: Jilkiá el sacerdote ha entregádome un libro. Y Shafán lo leyó en la presencia del rey. Y sucedió que, cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, se desagarró las vestiduras”. (2 Reyes 22: 10-11).

Por lo general, los académicos concuerdan en que este “libro de la ley” fue una primera versión del libro de Deuteronomio. Shafán afirmaba que el libro había sido encontrado en el Templo mientras los sacerdotes se encontraban ordenando el depósito. Acto seguido, Josías ordenó que se llevaran a cabo reformas religiosas radicales: “Ved, inquirid al Señor por mí, y por el pueblo, y por toda Judá, sobre las palabras de este libro que se encontró: porque grande es la ira del Señor que se enciende contra nosotros, porque nuestros padres no hicieron caso a las palabras de este libro para que las cumpliéramos según todo lo que está escrito en relación a nosotros” (22:13).

Las reformas de Josías centralizaron el culto judío en Jerusalén y prohibieron que se lo practicara en cualquier otro lugar. Esto creó una fuerte oligarquía de sacerdotes templísticos, la cual asumió el poder y se convirtió en la elite cultural de Judá desde ese momento en adelante.

La fuente sacerdotal

Son estos sacerdotes templísticos de Judá (y sus descendientes) quienes constituyen la Fuente Sacerdotal.
No solo su porción es la más extensa por lejos de la Biblia, sino que fue la última en añadirse, lo cual no significa que los textos hayan sido añadidos al “final”. Por ejemplo, el primer relato de la creación con el cual comienza la Biblia fue escrito por estos sacerdotes.

Es posible que los sacerdotes se hayan sentido incómodos al borrar textos antiguos que precedieran a los suyos. A lo mejor, temían que una fuerza los castigara por editar textos anteriores. Por otro lado, no parecían tener problema con el hecho de acrecentar el texto.

Mientras que los sacerdotes israelitas se consideraban descendientes del gran Moisés, los sacerdotes del templo creían descender de Tzadok, el primer Sumo Sacerdote que sirvió en el Templo del rey Salomón. Los sacerdotes del templo le rendían honor al texto elohista así como también a las alusiones que se hacían a Moisés, y no los habrían modificado; pero podían justificar su primacía sobre los sacerdotes israelitas escribiendo que el linaje de Tzadok descendía de Aarón, el hermano mayor de Moisés, y que Dios había ordenado que solamente ellos podían hacer sacrificios a Dios.

Dicho de otro modo, se sospecha que los sacerdotes del templo, el “escritor sacerdotal”, hayan agregado a Aarón a la historia de Moisés para legitimizar su estatus en la sociedad.
De todos modos, fueron ellos quienes escribieron todas esas leyes en el libro de Levítico. Fueron ellos quienes escribieron casi toda la Biblia.

Las partes más antiguas de esta redacción sacerdotal se llevaron a cabo en las últimas décadas del reino de Judá, pero la mayor parte habría de ser escrita durante el éxodo de Babilonia, tras la destrucción de Judá en el año 586 a.E.C. Los sacerdotes del templo condujeron a los judíos en el exilio y siguieron escribiendo en Babilonia. Incluso algunos creen que el judaísmo, tal como lo conocemos hoy en día, se forjó en el crisol del exilio babilónico.

De todas formas, cuando Ciro el Grande decretó que los judíos podían retornar a Jerusalén y reconstruir su templo en el 538 a.E.C,  autorizó a un descendiente de estos sacerdotes templísticos, Esdras, para que hiciera de líder de los retornados.

A Esdras se lo llama “escriba”, “escritor de libros”, y es probable que haya escrito por lo menos algunas partes de la Fuente Sacerdotal. También es un buen candidato para ser el Redactor, quien editó en un solo libro toda la biblioteca que se había protegido durante el exilio, aunque es evidente que hubo también algunas modificaciones y algunos cambios posteriormente.

Nehemías, también líder judío y contemporáneo de Esdras, parece dar a entender que por lo menos había algo nuevo del “libro de la ley de Moisés” que Esdras le leyó al pueblo en Rosh HaShaná tras el retorno de Babilonia: “Y hallaron escrito en la ley que el Señor había ordenado por intermedio de Moisés que los hijos de Israel debían morar en cabañas en la fiesta del séptimo mes”.

Existen algunas similitudes entre esta historia del pueblo que aprende sobre las sucot (cabañas) y el descubrimiento del libro de Deuteronomio, las cuales se han analizado anteriormente. En el primer caso, aprendieron que tenían que celebrar la Pascua por primera vez; ahora en el caso de Nehemías y Esdras, se les ordena celebrar Sucot. Se desconoce si estas festividades existían antes de las escrituras de Esdras y de Deuteronomio.

A lo largo de los años, la Biblia siguió cambiando, aunque levemente. Circularon varias versiones antes de que se canonizara el texto en lo que llamamos “texto masorético”. Sin embargo, parece ser algo probable que para la época del Segundo Templo, siglo VI a.E.C – siglo I E.C., gran parte de la Torá existiera en forma bastante parecida a la forma en la que la conocemos hoy.

Fuente: www.haaretz.com

2 pensamiento sobre “¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA TORÁ?

  1. ADOLFO SVARTZNAIDER

    DESPUES DE ANALIZAR LOS MAS RECIENTES ESTUDIOS SOBRE EL TEMA HE LLEGADO A LA CONCLUSION QUE LAS TRADUCCIONES AL HEBREO, (TANAJ) AL GRIEGO (SEPTUAGINTA), Y AL LATIN (vULGATA), SE REFIEREN A UNA ESCOGENCIA DE LAS MULTIPLES TRADICIONES ORALES QUE EN EL SIGLO III CIRCULABAN PROFUSAMENTE Y NO A LA DE ALGUN OTRO DOCUMENTO, SUPUESTAMENTE ESCRITO CUANDO TODAVIA NO SE CONOCIA NI EL PAPEL, NI EL PERGAMINO NI EL PAPIRO.
    SHALOM

    1. Carlos Lopez

      EL papiro mas antiguo encontrado en Egipto tiene mas de 4000 años. En el museo del libro en Jerusalem podras ver papiros del sigo I. Aparte se usaban tabletas de arcilla, y otros métodos.

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