Activista Iraní en Uruguay: “No queremos cambiar las leyes, queremos cambiar el régimen”

Activista Iraní en Uruguay: “No queremos cambiar las leyes, queremos cambiar el régimen”

 La República- por Mauricio de los Santos

La República- por Mauricio de los Santos

Layla Mir es una mujer Iraní que se encuentra viviendo en Uruguay imposibilitada de volver a su país a raíz de las denuncias que viene realizando sobre la situación política y social que se vive allí desde hace muchos años y las posibles represalias que pueda enfrentar por ello. “En Irán una mujer no puede trabajar si su hombre no quiere”. “No hay libertad y no tenemos una vida normal”, afirma.

Para viajar necesitó la firma de su padre porque en Irán las mujeres deben ser autorizadas por un varón “a cargo” para poder salir del país como lo determina la ley instaurada luego de la revolución islámica de 1979. Hoy la “policía de la moral” inspecciona la vestimenta y el uso del velo en las mujeres bajo amenaza de graves castigos que en muchas ocasiones se hacen realidad.

“En Irán una mujer no puede trabajar si su hombre no quiere” nos dice Layla en conversación con Diario La R. “No hay libertad y no tenemos una vida normal”, agrega.

Layra de 37 años de edad nos cuenta que en su país las mujeres “no pueden bailar ni cantar en público, tampoco pueden conducir una moto o bicicleta ni asistir a espectáculos deportivos“. La hoy activista agrega que “las mujeres no tienen ningún derecho en Irán, ni siquiera a elegir qué vestimenta ponerse y están obligadas a usar el velo en público”.

Las «Gasht-e-Ershad», que puede traducirse como «patrullas de orientación», más conocidas como «policía de la moral», son una unidad de las fuerzas de seguridad iraníes cuya tarea es revisar que se cumplan en público las leyes del código de vestimenta islámico. “Antes de salir de casa siempre tuve que pensar muy bien qué vestir y en la calle siempre sufrí el estrés de encontrarme con la policía porque si no les gusta algo de mi ropa podían arrestarme” comentó Layla.

La desigualdad legal entre hombre y mujeres en Irán lleva a extremos como el de no valer lo mismo un testimonio de una mujer que el de un hombre frente a una corte judicial: “ante un juez un hombre es igual a dos mujeres” nos dice Layla como ejemplo.

Cuando Layra concluyó sus estudios universitarios trabajó durante años hasta que una visita al extranjero despertó sus ganas de conocer el mundo. Así fue que emprendió un viaje por Sudamérica que buscaba recalar en Argentina. Su objetivo era, entre otros, perfeccionar su idioma español. Las dificultades que existen para que una persona de origen iraní pueda obtener un visado de entrada en varios países de América (incluida Argentina) la llevó a una estancia en Montevideo que inicialmente concebía como temporal.

Aquí se encontraba Layra cuando un hecho trágico sacudió a su país natal. El pasado 13 setiembre la policía de la moral arrestó a una jóven por supuestamente llevar mal puesto su velo. 3 días después la jóven fallecía en un hospital de Teherán. El caso de Masha Amini, de 22 años, fue la gota que rebalsó el vaso. A partir de ahí comenzaron las protestas callejeras que, además de ser las más largas de los últimos años, son protagonizadas por mujeres.

Si bien oficialmente se dijo que que Amini había fallecido a raíz de una paro cardíaco, inmediatamente surgieron voces denunciando su asesinato y exigiendo justicia. El movimiento creció y las protestas se hicieron oír en todo el mundo.

La represión

La represión desplegada por el régimen de Teherán no se hizo esperar y se estima que a la fecha ya se ha cobrado más de 340 vidas y se calcula que son más de 14 mil las personas que fueron encarceladas por reclamar en las calles por justicia y cambios políticos. “En la Constitución dice que los iraníes pueden protestar pero tenemos un régimen que no lee su propio libro” denuncia Layra desde Uruguay.

Desde ese momento Layra quiso hacer algo para apoyar a sus compatriotas a pasar de la distancia. Incluso a sabiendas de que ya le sería muy difícil retornar a su país por las represalias a las que se expondría: “yo quería hacer algo, por mi país y por mis hermanas en Irán. Entonces empecé a hablar, a hacer entrevistas y hacer diferentes cosas sobre este tema y ahora es muy peligroso volver con el actual régimen en el poder” comentó a La R. A raíz de esto la mujer iraní nos pidió que en esta nota no utilizáramos su nombre real.

Las protestas que comenzaron como un movimiento espontáneo han logrado resistir gracias a su creciente organización: “ahora la gente ya sabe a dónde ir y qué hacer” nos comenta Layra.

Dos meses después de iniciadas las movilizaciones, las manifestantes ya no se conforman con promesas de simples cambios legislativos “no queremos cambiar las leyes, queremos cambiar el régimen” nos dice Layra. El movimiento ya es reconocido mundialmente como una revolución de las mujeres: “La gente está muy enojada y por cada persona que es asesinada por el régimen surgen 1000 personas más para protestar” nos dice Layra.

Para la activista el apoyo internacional ha sido clave en estos momentos de recrudecimiento de la represión: “ahora tenemos apoyo mundial. Países como Alemania y Francia han reconocido esto como una revolución y ya se encuentran hablando con la gente y no con representantes del gobierno”.

Layra destaca también los avances en la opinión pública internacional en favor de su causa “Cada vez más para el mundo Irán significa su gente y cuando decimos República Islámica significa régimen de Ayatolá” nos comentó.

Medios de comunicación e internet

“No tenemos medios de comunicación ni internet libres y las redes sociales más conocidas están bloqueadas” nos dice, Layra que hoy para hablar con sus padres que permanecen en Irán, estos deben recurrir a redes privadas VPN que cifran su tráfico en internet y disfrazan su identidad en línea. “Hay ciudades en que no hay acceso a internet de ninguna manera porque el gobierno no quiere que otros gobiernos y fuera del país, se pueda saber lo que está pasando en Irán” destacó Layra.

Hoy mientras las protestas se siguen dando en Irán, surgen manifestaciones y actividades de información en muchas partes del planeta: “Es muy importante que en Uruguay, un país tan lejano de Irán, la gente sepa, lo que necesitamos es precisamente que la gente nos escuche y conozca lo que está pasando” concluyó.

Más de 40 menores asesinados

Según las organizaciones de derechos humanos, ya son más de 43 los menores asesinados por la policía iraní en el marco de las protestas que comenzaron 2 meses atrás.

Layra Mir nos relata uno de los casos pero siempre haciendo la salvedad de que es sólo un ejemplo entre muchos otros.

El asesinato del niño Kian Pirfalak, sucedido días atrás en la ciudad de Izehen. Provocó gran indignación local e internacional tras conocerse. Kian de 10 años circulaba con sus padres en automóvil cuando fue interceptado y baleado por grupos armados que se denuncian como parte de las fuerzas de seguridad del Estado. Muy cerca de allí, tenía lugar una represión contra protestas que se sucedían en esa ciudad.

El funeral de Kian se convirtió en una gran manifestación en contra del gobierno y como todas estas protestas, fue reprimida con dureza. La madre del niño resultó golpeada por la policía durante el propio sepelio de su hijo.

Layra comenta a su vez la existencia de extorsiones por parte de la policía para que las víctimas o sus familiares declaren una versión falsa ante los medios de comunicación.

Una de sus formas de coaccionar a los familiares es “robar los cuerpos de las víctimas” para presionar a la familia y bloquear posibles investigaciones. Por miedo a esto los familiares de Kian decidieron no dejar el cuerpo de su hijo en un hospital.

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