“El aleph” de Borges

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Los Borges que se bifurcan: claves de los poemas, novelas, historietas y memes protagonizados por el autor de “El aleph”

El reconocido escritor argentino ha sido figura central de historias escritas por él y por otros, en los más diversos formatos, incluso los más actuales.

Jorge Luis Borges como personaje de "Perramus", una historieta escrita por Juan Sasturain e ilustrada por Alberto Breccia.Jorge Luis Borges como personaje de “Perramus”, una historieta escrita por Juan Sasturain e ilustrada por Alberto Breccia.

¿Alguien le habrá contado a Borges de las viñetas de Breccia en Perramus? ¿Se habrá reconocido en las palabras que puso en su boca Sasturain en esa historieta? ¿Qué pensaría de saber que aquel estudiante norteamericano con el que compartió un viaje en auto por Escocia hizo de eso un libro? ¿Y si supiera que existe una comunidad en internet que los convirtió a él y a su obra en meme? ¿Qué pensaría Borges de todos los Borges que vinieron después?

Jorge Luis Borges fue el primero, en todo caso, en hacer de Jorge Luis Borges un personaje. Tramó un plan -nunca inocente- y se puso en el centro de su literatura -no por vanidad- para contar, de la mejor forma posible, lo que quería contar.

“Al otro, a Borges, es a quien le suceden las cosas” comienza “Borges y yo”, un cuento publicado por primera vez en en el libro El hacedor (Emecé, 1960) y que propone un desdoblamiento en el autor. En el cuento, un Borges personal, el narrador, toma distancia de un Borges público, del que dice tener noticias “por el correo” o al ver “su nombre en una terna de profesores”. Y aunque admite que comparten el gusto por “el café o la prosa de Stevenson”, lo hacen de manera diferente.

“Yo vivo, yo me dejo vivir para que Borges pueda tramar su literatura”, dice ese Borges interior, que convive con el otro él mismo, con esa sombra que se vuelve cada vez más grande a medida que las palabras avanzan hacia el punto final.

“Yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y solo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro”, asegura el narrador, que terminará confesando no saber realmente en la última línea, “cuál de los dos escribe esta página”.

En su cuento "Borges y yo" el autor argentino propone un desdoblamiento de su identidad entre el Borges escritor y el real. En su cuento “Borges y yo” el autor argentino propone un desdoblamiento de su identidad entre el Borges escritor y el real.

En el año 1979, cerca del día de su cumpleaños, el 24 de agosto, Borges le concedió una entrevista a Antonio Carrizo. El encuentro no comenzó como podría ser de esperar con una pregunta, sino que empezó con la lectura -en la voz del propio Borges- de “Borges y yo”:

-¿Cuál de los dos cumple 80 años, Borges?- preguntó Carrizo.

-Espero que sea el otro- respondió el escritor con una sonrisa.

Las razones que escondía el texto -los dos lo sabían- iban mucho más allá de la pregunta descontracturada del periodista y de la respuesta ingeniosa del autor.

“Esta página señala una diferencia entre el hombre particular y el público, que en este momento también soy”, empezó a desenredar entonces Borges ese ovillo en apariencia evidente, pero que con él nunca lo es.

-¿Hay más de dos?- indagó Carrizo.

Yo sospecho como Stevenson que cada hombre es una multitud. Sin duda hay más. ¿Por qué limitarnos al sistema binario que es tan pobre?

Borges tenía razón. Habría muchos más.

En septiembre pasado el escritor estadounidense Jay Parini publicó una novela que tituló Borges y yo (Planeta, 2021) y que está basada en un hecho real: el viaje en auto por Escocia que 50 años atrás compartió con Jorge Luis Borges hacia Inverness (uno de los lugares que Borges vio en “El Aleph”, cuento en el que también es protagonista).

Portada de "Borges y yo", del estadounidense Jay Parini, que compartió un viaje en auto con el autor argentino.Portada de “Borges y yo”, del estadounidense Jay Parini, que compartió un viaje en auto con el autor argentino.

Parini, en el momento en que transcurre la historia, tenía 23 años. En el libro relata cómo fue que en 1971 viajó desde Estados Unidos a Escocia, escapando de Scranton, Pensilvania, ciudad a la que había vuelto después de terminar la universidad. Lo hizo huyendo de un futuro que no le resultaba alentador, del control de sus padres y de la posibilidad de ser llamado para pelear en Vietnam.

La chance de continuar sus estudios en Europa con un posgrado lo sacó de esa encrucijada. El joven Parini no dejó pasar la oportunidad y viajó a Saint Andrews, una ciudad sobre la costa este escocesa, donde conoció a quien sería su mentor, su referente y también su amigo, Alastair Reid, poeta y traductor de la obra de Borges.

En el libro, Borges llega de visita a Escocia casi al mismo tiempo en que Reid debe salir de viaje por un asunto urgente. Es entonces que el poeta le pide a ese joven norteamericano, que se había convertido en su pupilo, que se ocupe del escritor argentino hasta que él vuelva. Parini admite que entonces no tenía la menor idea de quién era.

“Tuve la certeza de que mi manera de estar en el mundo nunca sería la misma”, admite sin embargo Parini, a medio siglo de distancia en Borges y yo. No pasa mucho tiempo para que Borges se entere de que su cuidador tiene auto.

– ¿Le gustaría hacer algo esta semana, Borges?

– ¿Que si quiero hacer algo? Alejandro me dice que usted tiene acceso a un automóvil.

– Tengo unas ruedas con motor y mucho aire.

– ¡Aire! Siendo así, seamos libres como el viento del oeste. Me gustaría que, montados en su brisa, recorramos Escocia. ¡Quiero ver las tierras altas!

– ¿Ver? Pero si usted es ciego.

– Oh, no. No me diga que usted también es ciego.

– No.

– Estoy de suerte entonces. Usted será mis ojos.

En la historieta "Perramus", Sasturain y Breccia le otorgan a Borges un honor que no llegó a recibir en vida: el Premio Nobel de Literatura.En la historieta “Perramus”, Sasturain y Breccia le otorgan a Borges un honor que no llegó a recibir en vida: el Premio Nobel de Literatura.

El viaje es el motor de una historia que suena por momentos a guión cinematográfico. No es casualidad que ya exista un proyecto para llevarla a la pantalla grande. El Borges de Parini es el reflejo de un recuerdo. El recorte que hizo un joven estudiante de 23 años y lo que 50 años después escribió.

Sabiendo que el autor partió de un evento real para lanzarse a contar, mientras se lee su libro una pregunta se vuelve inevitable: ¿cuánto habrá de ficción acá? Quizás la respuesta a eso pueda sospecharse en otro diálogo del libro, uno en el que Reid le habla a Parini sobre Vida de los doce Césares, de Suetonio, un libro de historia que, sin embargo, el poeta escocés define como “una de las más grandes obras de ficción”. El desfasaje despierta la curiosidad en su pupilo:

-¿No es historia?

La historia es una forma de ficción. Hay que darle forma a los hechos, organizarlos de determinada manera. Crear un relato satisfactorio.

Parini incorpora en su Borges y yo a un Borges personaje. Lo que lo habilita a hacerlo, a jugar con el barro de la realidad y moldearlo a su gusto, es la autoridad de haber sido él mismo el otro protagonista de la historia.

En 2018, tras una exposición de la escritora argentina Sylvia Molloy también titulada “Borges y yo” en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno que Borges había dirigido entre 1955 y 1973, alguien del público le preguntó a la autora de Las letras de Borges y otros ensayos (1999):

– ¿Haberlo tratado y conocido condicionó tu manera de leerlo? ¿Creés que los que no lo conocimos, en consecuencia, leamos a un Borges distinto?

– Yo no pondría demasiado peso en el hecho de haberlo conocido como si eso fuese o diera un conocimiento de la escritura de Borges que el que no lo conoció no tiene. Simplemente haberlo conocido es como si hubiera leído un texto más de Borges. Leerlo a Borges, a la persona Borges, el humor Borges, eso que en inglés le dicen también el lado quizzical de Borges. Es como ver el reflejo de la literatura en el hombre mismo– contestó la escritora.

Molloy y Parini tuvieron, en todo caso, un texto inédito. Uno que les tocó escribir a ellos porque no podía escribirlo nadie más.

Portada de "Perramus", historieta escrita por Juan Sasturain e ilustrada por Alberto Breccia.Portada de “Perramus”, historieta escrita por Juan Sasturain e ilustrada por Alberto Breccia.

Pero los cuentos, las novelas y las poesías no son el único lugar donde el autor argentino logró colarse. En 1985, con ilustraciones de Alberto Breccia y guión de Juan Sasturain, se publicó la primera edición de Perramus, una historieta ambientada en la ciudad de Santa María, reflejo difuso de Buenos Aires, durante una dictadura militar.

Borges, que aparecerá personificado en el séptimo capítulo de la historia, está sin embargo presente desde las primeras páginas. A poco de comenzar, por ejemplo, las acciones de Perramus, el protagonista, suceden en el interior de un prostíbulo que se llama, “El Aleph”.

De ahí en adelante los guiños se descubren en las viñetas hasta la aparición finalmente del escritor. Borges se presenta en el marco de una conferencia sobre Francisco de Quevedo, en la que le dará a Perramus un mensaje en código a través de los versos del poeta español.

El escritor se reconoce en la atmósfera que transmiten los trazos de Breccia, que lo muestra ciego, con bastón, siempre de negro. Tras la pantalla del intelectual conservador al que siempre se lo asoció, Borges participa secretamente de una resistencia, la de la “Triple V”, que se mueve en las sombras y lucha contra las figuras cadavéricas de “Los Mariscales”. Los militares.

Su personaje aparecerá también en la segunda y la tercera parte de Perramus, donde la ficción se permitirá incluso saldar una deuda de la realidad: Borges ganará el Premio Nobel.

En los últimos años surgieron nuevos soportes, formatos y se redefinieron estructuras narrativas. En materia de comunicación uno de los fenómenos más interesantes fue la aparición de los memes.

La cuenta de Instagram @memesborgeanos utiliza la vida y obra del autor como inspiración para la creación de memes literarios.La cuenta de Instagram @memesborgeanos utiliza la vida y obra del autor como inspiración para la creación de memes literarios.

Richard Dawkins, en el año 1976, incluyó el concepto en un ensayo que llamó El gen egoísta y donde definió a los memes como “unidades culturales que van pasando de persona en persona”. No debió pensar sin embargo en las imágenes que hoy relacionamos a esa idea y que representan distintos tipos de situaciones y hasta de ideas. Pero les dio el nombre.

Como tampoco pudo imaginar Borges que se terminaría convirtiendo en el protagonista de @memesborgeanos, una cuenta de Instagram en torno a la que gira una comunidad de usuarios en internet ávida de memes en los que se le rinde tributo a él y a su obra.

El hombre detrás de los memes de Borges es Alfredo de Jorge, licenciado en Letras de 39 años, que en el colegio secundario se cruzó con El informe de Brodie y sintió que no se parecía a nada de lo que había leído hasta ese momento. Fue un camino de ida. “Desde entonces, básicamente, no hago otra cosa que leer y releer a Borges”, le confiesa a Infobae Leamos.

Hacer memes de Borges, dice, fue algo natural. “De repente me encontré maquinalmente haciendo memes de Borges, sobre Borges, con Borges, por Borges, contra Borges y desde Borges, y la creación de la página de Instagram me pareció el paso lógico a seguir, un lugar donde concentrar todo esa producción y comunicarla de la manera más eficiente”, explica.

El creador de la cuenta de memes sobre Borges es Alfredo de Jorge, licenciado en Letras de 39 años.El creador de la cuenta de memes sobre Borges es Alfredo de Jorge, licenciado en Letras de 39 años.

Para él, incluso la obra de Jorge Luis Borges es “memética en el más profundo de los sentidos”. Y en esa línea, agrega: “Un meme es una porción de información cultural que se transmite de una persona a otra, y en el camino muchas veces se modifica, y gran parte de lo que Borges hizo como escritor puede resumirse en volver de manera crítica sobre sus lecturas”.

Entender a este otro Borges, configurado desde el humor, también tiene exigencias. “Es necesario al menos tener cierto background, saber algunas cuestiones básicas de su biografía, como el hecho de que se quedó ciego, o que no ganó el Nobel, o sus fracasos amorosos, sus vínculos con otros escritores o su relación con el peronismo”, reconoce De Jorge.

En el mismo volumen de El hacedor donde se encuentra “Borges y yo” existe un poema escrito durante los años en que Borges fue director de la Biblioteca Nacional. Se trata del “Poema de los dones”, que viene, entre otras cosas, a ponerle palabras a una curiosa jugada del destino: la de haber sido nombrado director de la biblioteca el mismo año en que se quedó ciego.

Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría de Dios,

que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche

(…)

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