Berliner ballade, éste es el nombre de una vieja película (1948)

BALADA BERLINESA –
Rehovot,
Berliner ballade, éste es el nombre de una vieja película (1948) de la Alemania de post-guerra.
Una excelente sátira de la realidad política y social de esa época. En ella hay una escena donde se muestra una pseudo-reunión de delegados de naciones, donde sin diálogos cada representante habla gesticulando con el ritmo de una melodía clásica de su país: el austríaco se mueve mientras se oye la música de “Danubio Azul”, y el soviético bajo el ritmo de “Occhi tchornia”, mientras un relator en off explica lo que dicen.
Ese relator nos cuenta que el delegado soviético dice que no entiende nada de lo que dicen pero que rotundamente afirma que no está de acuerdo.
Recordé aquella escena leyendo las declaraciones del delegado ruso ante la ONU señor Anatoly Viktorov, en un reportaje del Jerusalem Post.
Quedé algo indeciso por problemas de traducción, dudé si esa declaración merecía el nombre de balada o tal vez de balido. No conozco del ruso más que su folklore musical y su antisemitismo que data de muchos siglos atrás y no cambia como cambian sus respectivas formas de gobierno.
Según leí, este señor declara que “el problema en la región (Medio Oriente) no es las actividades iraníes”. Le doy toda la razón, las actividades iraníes no son las causantes del problema en la región del Oriente Medio sino que son las causantes de los problemas en Europa, Asia, Africa y por ahora en América del Sur que está proyectado para extenderse hacia las otras dos Américas. De Oceanía no tengo información.
Afirma que “es una falta de entendimiento entre los países”. También le debo dar la razón, aunque faltan dos “pequeños detalles”: a) una de las partes no es un país sino un grupo de árabes, se autodenominan “pueblo palestino”, y nunca les interesó tener un país propio (ya tienen varios) sino que su único interés es que otro país (Israel) no exista, y b) la falta de entendimiento es que ese grupo de árabes siempre dijo que no tanto al saber lo que se les ofrece como antes de saber qué se les estaba ofreciendo.
Menciona el señor Viktorov que el problema es además “el incumplimiento de las resoluciones de la ONU en el conflicto árabe-israelí”. Cómo no estar de acuerdo ¡! . Si es Irán quien no cumple con ninguna de las resoluciones: asegura a diario que borrará del mapa a Israel y demuestra constantemente que está haciendo lo posible, no respeta los derechos humanos, envía ejércitos a otros países, patrocina terrorismo en todas partes, encarcela y asesina a disidentes, acelera la carrera para obtener armas nucleares. Ni hablar de que intentan hacer creer que son democracia, algo que es costumbre en muchos países musulmanes.
Este señor pone la cinta dorada para terminar el paquete: “Israel está atacando a Hezbollah, Hezbollah no está atacando a Israel.” Y la fresa de la torta: “no hay pruebas de que Hezbollah haya creado los túneles”.
Tendré que darle otra vez la razón? Pues sí, Israel está atacando a los que se infiltran dentro de las fronteras para poner explosivos, a los que están en países que no son los suyos (Siria, Irak, Líbano) preparando ataques contra ciudadanos israelíes. Hezbollah no está atacando significa a mi entender que todavía no hizo uso de los 130.000 misiles (algunos cuentan 150.000) que poseen apuntando hacia territorio israelí.
En cuanto a la fresa que adorna toda esta torta de declaraciones, estuve leyendo libros de zoología, y encuentro que existe la posibilidad de que los túneles que aparecen a diario en la frontera, intentando penetrar en territorio israelí desde Líbano y Gaza, pueden ser obra de ejemplares de animales tipo topo, ese pequeño mamífero que acostumbra cavar en la tierra. Lo que no mencionan esos libros es la asombrosa habilidad de los topos que además de hacer sus excavaciones, las protegen con hormigón armado, le ponen instalaciones de iluminación eléctrica y ventilación forzada, rieles para probablemente transportar “comestibles” pesados.
La literatura se perdió mucho al comprobarse que la gran imaginación de autores como Julio Verne o Emilio Salgari quedó muy por debajo de la que utilizan algunos de los diplomáticos que forman las Naciones Unidas.
Mauricio Aliskevicius

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