Histórica, Declaración Nostra Aetate – Concilio Vaticano II

LIC. RAFAEL WINTER (RUFO), DE COPREDI PARA CCIU

55 años de un hito histórico, Declaración Nostra Aetate – Concilio Vaticano II

El 28 de octubre se cumplieron 55 años de este hito histórico. Fue en el año 1965.

Una Declaración que inicia un giro de 180 grados en las enseñanzas de la Iglesia Católica con respecto al Judaísmo.

El Concilio Vaticano II fue convocado por el Papa Juan XXIII ya en 1962, con el objetivo de aggiornar la Iglesia a su tiempo.

Y en este marco, reformular la relación de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas.

Es en dicho contexto que tendrá lugar la Declaración “Nostra Aetate”, uno de cuyos postulados se refiere a las relaciones con el judaísmo, con el pueblo judío.

Por supuesto que en lo que tiene que ver con el judaísmo, esta Declaración también esta bajo el trasfondo de la Shoah, hecatombe que había  terminado apenas 17 años antes de la convocatoria del Concilio.

Y por supuesto que este Concilio tiene lugar bajo el liderazgo del gran Papa Juan XXIII -Juan el Bueno, así se lo conoció- una personalidad amistosa y empática hacia el pueblo judio, de lo cual ya habia dado muestras en los trágicos años de la Shoah. Un justo.

Nostra Aetate es  breve, pero suficientemente sustanciosa.

La Declaración sobre los judios, Nostra Aetate parágrafo 4, lo sintetiza en 15 frases.

En su parte medular exime al pueblo judío de la calumnia que más daño le ha causado a lo largo de toda su historia: la muerte de Jesús, lo que se conoce como el “Deicidio”.

Nostra Aetate implícitamente rechaza la enseñanza del desprecio (concepto establecido en su momento por el gran Jules Isaac) y también “deplora” el antisemitismo.

Un hecho esta sin duda relacionado, emparentado con el otro.

Por más que desde siempre fue obvio que Jesús había sido crucificado por los romanos, no era esa la visión de la Iglesia Católica y por lo tanto esta Declaración viene a echar por tierra con esta terrible calumnia.

Tuvieron que pasar más de dos mil años, ríos de sangre pero de todos modos…más valió tarde que nunca.

Una tardía reparación histórica , pero reparación al fin.

Demás está decir que Nostra Aetate ha fomentado, ha impulsado el Diálogo Judeo-Cristiano en distintas partes del mundo y claro que sí, también en nuestro Uruguay, por más que, interesantemente, la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay nació en el año 1958, años antes de Vaticano II.

No obstante, Nostra Aetate dio sin duda mayor impulso a dicho dialogo.

Concilio Vaticano II en general y Nostra Aetate en particular fueron un hito. Un hito histórico.

Esta Declaración, ¿es de conocimiento del cristiano-católico común y corriente?

La Iglesia, ¿la ha difundido en todas partes como correspondería? No lo sé. Ojalá que así fuera.

También es importante que el judío común y corriente la conozca, pero precisamente por lo sustancial de la Declaración es muy importante que el cristiano-católico la conozca.

De un lado y del otro aún hay muchos, demasiados, que son reacios al diálogo.

Y queda mucho camino por recorrer.

Juan XXIII falleció en el año 1963, en plena época del Concilio.

Hay quienes dicen que, de haber seguido viviendo, esta Declaración hubiese sido todavía más expresiva, más categórica. Es posible.

De todos modos, lo que en ella aparece redactado es muy importante y significó a partir de ese momento, un cambio en las relaciones judeo cristianas, las cuales, si bien pueden y deben mejorar, constituyen un cambio que debemos apreciar y valorar en su justa dimensión.

Hay un antes y un después de Vaticano II y Nostra Aetate

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