Los alineamientos en contra de Israel

Los alineamientos en contra de Israel

                                                                                                                           Cr. Isaac Markus, 

 

Recientemente me llegó uno de esos videos que viralizan las redes sociales y me sorprendió  que en esta rara ocasión pretendía lanzar una mirada objetiva sobre Israel y el conflicto en el que se encuentra inmerso. Su autor, un ecuatoriano que no es judío y que manifiesta ser un apasionado por hallar la verdad de las cosas, intenta desde la lejanía geográfica y sin condicionamientos políticos previos, interpretar lo que hay de verdadero o falso en los juicios negativos que se emiten frecuentemente sobre Israel.

Como producto de ese análisis, concluye que Israel fue víctima y no agresor en el Medio Oriente y que no fue colonizador de tierras palestinas sino que ejerció un reclamo histórico legítimo de esas tierras. También comprueba que en Israel, a diferencia de los otros países de la región, hay libertad de expresión y prensa libre, el poder judicial es independiente, hay elecciones libres, las mujeres tienen igualdad de derechos y se protege los templos de todas las religiones. El video termina operando como un recordatorio de muchas cosas que conocemos, que son públicas, pero que no se les de importancia a la hora de juzgar a Israel, inclusive dentro de algunos sectores judíos.  

¿A que se debe esto?  A mi entender, estas posiciones antiisraelíes se basan en lo que podríamos llamar “alineamientos”. El alineamiento implica la renuncia al juicio objetivo sobre las cosas y la toma de posición basada exclusivamente en intereses económicos, religiosos o políticos, coque predominan por sobre la verdad de las cosas. 

¿Cuáles son los motivos que llevan a los alineamientos contra Israel?  El más importante deriva probablemente del factor religioso. Hay en el mundo 1.800 millones de musulmanes y una enorme cantidad de países de religión musulmana, que votan en bloque en la O.N.U. y obtienen mayorías automáticas para condenar a Israel, aunque la materia en cuestión no sea real o sea notoriamente más condenable en sus propios países. 

A esto se agrega el alineamiento en contra de Israel de varios países europeos en los que a pesar de que aún predomina la religión cristiana, temen la reacción de la creciente población musulmana que habita en sus países en reductos culturales aislados del resto de la sociedad. Por otra parte, también incide en su cuota parte el antisemitismo que permanece vigente en esos países producto de la milenaria herencia cultural cristiana en esa materia, la que probablemente contribuye a no generar simpatías hacia el estado de los judíos. Un ejemplo es el caso de España, donde después de más de quinientos años sin contacto con ellos, su población permanece con un alto grado de aversión a los judíos. Juegan, además, los factores de conveniencia económica: 1800 millones de musulmanes son un mercado notoriamente más apetecible que lo que puede representar la población de Israel. 

Es cierto también que hay un antisemitismo no específicamente de origen religioso, un antisemitismo de retrógradas simpatías con los nazis entre los que manifiestan su oposición a Israel. Pero el más significativo en cuanto a su relevancia en los últimos años ha sido el de los partidos de izquierda. ¿Porqué odia a Israel la izquierda?  ¿Acaso pueden encontrar en los palestinos o en los países de la región valores que se asemejen más a sus supuestos principios? No, la respuesta más creíble que uno pudiera plantearse al respecto es que odian a todo aquel país que se alinee con su enemigo principal, los Estados Unidos. Que Israel se alinee con Estados Unidos, aunque solo fuere por motivos defensivos, podría resultarles suficiente para estar en contra de Israel, aunque ello signifique estar a favor de regímenes árabes corruptos que no respetan los derechos humanos. Es decir, aunque en el mundo haya caído todo el proyecto socialista, mantienen la vigencia de una guerra fría sin sentido. ¿Porqué lo hacen? Quien sabe, en el oscuro entramado de la mente, los viejos e intolerantes motivos del antisemitismo practican un juego secreto, nunca reconocido públicamente. Y los alineamientos terminan siendo más importantes que cualquier razón verdadera.

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