Hablemos de feminismo.

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Anna Donner ©®

No se trata de que las mujeres son mejores que los hombres por el hecho de ser mujeres. Del mismo modo que tampoco se trata de que los hombres son mejores que las mujeres por el hecho de ser hombres, sin embargo esta es la premisa básica del #Machismo: El macho es el sujeto, y la mujer el objeto. Pero, para combatir el machismo hay que hacerlo atacando su corazón, y no con máximas frívolas como: “Los hombres no son mejores que las mujeres, las mujeres son mejores que los hombres”. Si hablamos del feminismo como el ser iguales a los hombres y nos quedamos con eso, es banal. No, no somos iguales a los hombres, y pretender ser un igual, es tan efímero como ridículo: así tenemos mujeres pregonando: basta de maquillaje, basta de depilación en las axilas, basta de vestir de pollera, basta de arreglarse. Esta cháchara le hace tanto mal al feminismo, que se le pierde el respeto. Es pertinente preservar la seriedad del vocablo “Feminismo”, y seguro que diciendo “Mi cuerpo es mío y hago con él lo que quiero”, o “Muerte al macho”, o “No los necesitamos”, lo único que se logra es destruir todo lo conquistado. No, Jimena Barón, adorada. El que hayas escrito una canción llamada “Puta” no te hace feminista. Te hace estúpida. Llegamos a un punto en el que hay que “separar la paja del trigo”. Porque si se continúa con esta parafernalia de la deconstrucción, del lenguaje inclusivo y ainda mais, dejarán de tomarnos en serio.

El machismo sigue vivo, y es preciso continuar con la lucha. Muchas dicen que los tiempos cambiaron y prefieren hacer silencio. Muchas hacen silencio por miedo. Por miedo a terminar muertas. Muchas hacen silencio porque el escarnio público sigue existiendo, eso no es cosa “antigua”. No seamos ingenuas. Es probable que muchas mujeres tengan #HistoriasEnElPlacard.

Muchas somos las que tenemos heridas visibles e invisibles, físicas y psicológicas. A muchas nos han hecho sentir que nada valíamos. Y ese no es un tema menor. Amorosas personas nos dicen: —Hay que dar vuelta la página—. No hay consejo más cobarde que ese. Por supuesto que no me refiero a que nos pasemos victimizándonos, ni a que nos encerremos en una burbuja recursiva en el laberinto del espanto, por supuesto que hay que Hacer. Pero hacer no significa callar ni “hacer de cuenta de que aquí no ha pasado nada”. Es muy curioso, porque el consejo de dar vuelta la página lo dan mucho más las mujeres. Y nuevamente caemos en el nudo de esta cuestión, que es donde me interesa poner el foco: Las mujeres que se callan.

Las mujeres que apañan esas conductas de subestimación hacia nuestro ser son cómplices, son las mujeres machistas. No, no hay que dar la vuelta la página, Señoras. Quienes dicen —Hay que dar vuelta la página —nos están dando el mensaje subliminal del #NoTeMetás, o, #OtraVezConEso, pero #Eso es grave y no debe permanecer #Impune.

Porque el único modo de cambiar comportamientos en las sociedades es atacar el corazón del problema. Atacar el corazón del problema es denunciar conductas de violencia machista. Porque no hay que esperar a que te peguen. Porque aunque no te hayan pegado físicamente, eso no significa que no te estén pegando desde otros ángulos. Y las mujeres machistas son tan cómplices como los hombres machistas.

Porque el #Silencio es otro modo de violencia. El #Silencio tiene que ver con el #NoTeMetás, ¿Y por qué no quieren que se sepa? Los machistas no quieren ser sometidos al escarnio público, por eso es probable que si hablás, te digan que #LosTraposSuciosSeLavanEnCAsa, y te acusen de #Loca o de #Quilombera, pero no te dejes manipular, son cobardes, si vos hablás, quedarán expuestos ante la sociedad, y se mueren de miedo. Sí, de miedo. Porque para ellos (y las mujeres machistas que los apañan) es más importante #ElQuéDirán que lo que les pasa. Las mujeres machistas creen que son valientes por callar, pero son cobardes.

Por eso es que el Feminismo debe volver a su esencia. Debemos dejar de banalizarlo. Porque el Feminismo es el arma que tenemos para que se nos respete no como un Otro sino como un Ser, y muchas sabemos, en medio de las pesadillas nocturnas en las que habla el inconsciente, las secuelas de ese ninguneo, acusación, o rótulo. Y todo eso, mujeres, también es Violencia de Género, es hora de aceptarlo, porque si no lo hacen nada se podrá hacer para cambiar las cosas. Porque estos comportamientos no pertenecen a Personas Anticuadas, estos comportamientos se siguen dando. Comprendo que para muchas sea más fácil “cerrar ahí”, conformarse con esa trampa al solitario. Pero conformarse no sirve para nada. Ni a la mujer, ni a las mujeres. Hay que luchar, no importa desde que ámbito. Porque las sociedades siguen siendo machistas, porque cuando banalizamos el feminismo lo que estamos haciendo es preservar el machismo. #EstamosRotas. Y para sanar, es preciso nunca jamás dejar atrás ni hacer silencio. Para sanar, es preciso exorcizar. Es preciso #Sacar. Poner en palabras visibles por qué estamos rotas.

No se trata de que los hombres son mejores que las mujeres ni de que las mujeres son mejores que los hombres.

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