LA LEY DEL TALIÓN. DE LOS CÓDIGOS MESOPOTÁMICOS A LA TRADICIÓN JUDÍA.

LA LEY DEL TALIÓN, DE LOS CÓDIGOS MESOPOTÁMICOS A LA TRADICIÓN JUDÍA

– Pablo Cúneo –

Entre las miles de tablillas desenterradas en las campañas arqueológicas en Mesopotamia se hallaron una serie de códigos legales que rigeron la vida en la antigüedad antes de la era cristiana. Algunas de las principales leyes encontradas son:

1. Las leyes o código de Shulgi verdadero redactor del código e hijo del del rey Ur – Nammu (2111 – 2094) de la ciudad de Ur.
2. Las leyes de Lipit- Istar (1934 – 1924), quinto rey de la dinastía de la ciudad de Isin.
3. Las leyes de Esnunna, de la ciudad del mismo nombre al nordeste de Bagdad y anteriores a las leyes de Hammurabi.
4. Las leyes de Hammurabi que reinó en Babilonia de 1792 a 1750.
5. Leyes asirias encontradas en la ciudad de Asur gobernado por Teglatfalasar (1114 – 1076).

En los 3 primeros códigos no existe ninguna referencia a la Ley del Talión que parece haber sido introducida por el propio Hammurabi. En los códigos referidos lo que había era una serie de compensaciones económicas.
Asi por ejemplo en 1. se establece una compensacion económica si se corta un pie, se rompe un hueso, se corta la nariz o se hace caer un diente. En 3. se establece el pago por morder la nariz, el corte de un dedo, rotura de mano, de pie.

La Ley del Talión aparece en el código de Hammurabi pero esta es aplicada cuando el perjudicado es un sujeto considerado entre los notables, aquí se aplica el ojo por ojo, hueso por hueso y diente por diente, y no cuando los perjudicados son el hombre del pueblo y el esclavo, en estos dos últimos casos lo que se da es la compensacion económica.

La Ley del Talión aparece también en la Biblia hebrea, en Éxodo 21, 23 – 25 en el que se establece el ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie. El texto biblico refiere que no se aplica.el Talion en el caso que la víctima sea un esclavo, pero en este caso a diferencia del de Hammurabi el código bíblico establece la liberacion del mismo. “Si alguno hiere el ojo de su siervo o el ojo de su sierva y lo destruyere, lo dejara libre a causa de su ojo. Asi mismo, si hiciere saltar un diente a su siervo o un diente a su sierva, lo dejará ir libre a causa de su diente.”

En el Talmud de Babilonia se abole la Ley del Talión y se establece una serie de compensaciones económicas.En el tratado Baba Kamá del Talmud de Babilonia se establece las leyes a seguir en relación a los daños y ofensas. En el capítulo VIII se discute el versículo que dice Ojo por ojo.

MISHNÁ. El que lesiona al prójimo tiene que pagarle por cinco cosas: el perjuicio, el dolor, la curación, la pérdida del tiempo y la humillación.

GUEMARÁ. ¿Por qué? ¿No dice la Torá: Ojo por ojo? ¿Por qué no, realmente, un ojo? [¿Si el agresor le saca un ojo por qué no se le saca un ojo a él?] – No es razonable, porque se ha enseñado: Se podría creer que cuando alguien le saca un ojo a otro, se le saca un ojo a él, cuando le corta un brazo, se le corta un brazo, cuando le rompe una pierna, se le rompe una pierna. [No es así, porque] se ha estipulado que…el…que hiere…a cualquier persona; el que hiere a un animal… Por herir a una persona se paga indemnización, del mismo modo que se paga indemnización por herir a un animal (B. Kamá 83a – 83b).

Lo que establece el Talmud es claro: se fija el pago de una indemnización y se rechaza la idea del Ojo por ojo.

Pero el texto talmúdico mas profundo que cualquier codigo anterior tiene en cuenta la complejidad del ser humano. Más adelante, en el mismo tratado Baba Kamá, encontramos el siguiente relato:

MISHNÁ: Cierta vez un hombre le descubrió la cabeza a una mujer en el mercado. [La mujer] se presentó al rabí Akiva, y éste ordenó que [el hombre] le pagara cuatrocientos zuzim. ‘Dame tiempo, rabí’, [pidió el culpable. El rabí Akiva consintió y] le fijo un plazo.[El hombre] la vigiló, y cuando la vio junto a la puerta de su patio, rompió frente a ella una vasija que contenía un isar [moneda de poco valor] de aceite. La mujer se descubrió la cabeza, recogió el aceite [con las manos] y se pasó las manos por la cabeza. El hombre puso testigos, se presentó ante el rabí Akiva y le dijo: ¿A ésta [¿A esta mujer, que por un poco de aceite no vaciló en descubrirse la cabeza en público?] tengo que pagarle cuatrocientos zuzim?
El rabí Akiva le dijo: Tu argumento es inoperante. Cuando uno se lesiona a sí mismo, aunque esté prohibido hacerlo, queda libre de culpa; pero si el otro lo lesiona, es culpable [Tiene que pagar la multa correspondiente].
Cuando uno tala sus plantas, aunque no debe hacerlo, queda libre de culpa; si [se las tala] otro, tiene que pagarle. (B.Kamá 90b)

La enseñanza que se desprende de este relato podría formularse así: No le hagas a otro algo que está mal, aún cuando se lo haga a sí mismo. Rabí Akiva le habla al agresor y al hacerlo, tiene en cuenta al ser humano en su honda complejidad y contradicciones: el individuo humano puede buscar su propio daño. Siendo esto así, rabí Akiva le dice, que el que un individuo se haga daño a sí mismo no le da derecho a él, al agresor, a hacerle lo mismo.

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