CUANDO EL TEXTO ESTÁ ABIERTO

CUANDO EL TEXTO ESTÁ ABIERTO –

por Pablo Cúneo –

Hay un pasaje famoso del Talmud, el del Tratado Baba Metsía 59b que es considerado por los estudiosos como un punto de referencia y formación para la tradición rabínica en cuanto a la independencia de lectura y de interpretación sin que ello sea limitado por autoridad alguna.

 El pasaje en cuestión trata sobre la disputa entre el rabi Eliezer y una serie de rabis en relación a si un horno llamado Ajni puede ser considerado o no impuro; Eliezer sostiene que el horno no es una pieza única sino compuesta por varias capas y que no puedes ser tenido como impuro, en cambio el resto de los rabis lo consideran una pieza única y sujeto a la posibilidad de ser declarado impuro. A partir de allí se relata cómo Eliezer seguro de su posición apela a que ocurran fenómenos como el corrimiento del agua de un canal o la inclinación de las paredes de una escuela como prueba de que su posición es la correcta, y aunque ello ocurre tal como lo pide Eliezer el resto de los rabis sostienen que ello no es prueba de nada. Incluso uno de los rabis cuando las paredes se inclinan les dice: “¡Ustedes no tienen por qué intervenir, cuando los eruditos discuten la jurisprudencia!”, y el relato continúa “Y no se cayeron, en atención al rabi Ioshúa, pero tampoco recobraron su posición vertical; en atención al rabi Eliezer.”

 Llegados a este punto Eliezer apela al cielo, a la autoridad de Dios y este interviene: “¿Por qué discuten con el rabi Eliezer? ¿No ven que en todas las cosas la jurisprudencia coincide con él?” La respuesta del rabí Ioshúa no es diferente a las anteriores, dice el texto: “Pero el rabi Ioshúa se levantó y exclamó: ¡No está en el cielo! – ¿Qué quiso decir con eso No está en el cielo? –dijo el rabi Ieremía: Que la Tora ya fue dada en el monte Sinaí; no prestamos atención a los ecos del cielo, porque [tú, Dios] ya escribiste en la Torá en el monte Sinaí:… seguirás a la mayoría.”

“Mis hijos me derrotaron; mis hijos me derrotaron”, dice el profeta Elías que exclamaba Dios sonriente, cuando le preguntaron los rabis sobre su reacción a lo ocurrido.

 Como podrá observarse el pasaje talmúdico es notable, establece la independencia del lector de toda autoridad sagrada sobre el texto, este se transforma en un texto abierto, abierto a una nueva lectura y ni siquiera el autor con su texto –cuya máxima expresión es Dios y su Tora- tiene la autoridad absoluta sobre el mismo. Es que el texto no está en los cielos, es del hombre y por tanto no hay lectores elegidos. Tal vez por ello al final el relato refiere que el resto de los rabis se apartaron del rabí Eliezer.

Copio lo sustancial del relato tomado de la edición de Acervo Cultural Editores.

Se ha enseñado: Ese día el rabi Eliezer presentó todos los argumentos del mundo, pero no fueron aceptados. Les dijo: Que pruebe este algarrobo si la jurisprudencia coincide conmigo. El algarrobo se apartó a cien codos de su sitio. Otros dicen, a cuatrocientos codos. Le contestaron: No se puede presentar un algarrobo como prueba. Volvió a decir él: Que pruebe este canal si la jurisprudencia coincide conmigo. Y el agua del canal comenzó a correr hacia atrás. Pero ellos replicaron: No se puede presentar como prueba el agua del canal. Insistió él nuevamente: Que las paredes de la escuela prueben si la jurisprudencia coincide conmigo. Y las paredes se inclinaron [como] para caerse. Aquí el rabi Ioshúa les reprochó diciendo: ¡Ustedes no tienen por qué intervenir, cuando los eruditos discuten jurisprudencia! Y no se cayeron, en atención al rabi Ioshúa, pero tampoco recobraron su posición vertical, en atención al rabi Eliezer. Todavía están inclinadas. Volvió a decir [el rabi Eliezer]: ¡Que pruebe el cielo si la jurisprudencia coincide conmigo! Y entonces se oyó un eco celestial que gritó: ¿Por qué discuten con rabi Eliezer? ¿No ven que en todas las cosas la jurisprudencia coincide con él? Pero el rabi Ioshúa se levantó y exclamó: ¡No está en el cielo! – ¿Qué quiso decir con eso de No está en el cielo? – Dijo el rabi Ieremia: Que la Tora ya fue dada en el monte Sinaí; no prestamos atención a los ecos del cielo, porque [tú, Dios]  ya escribiste en la Tora en el monte Sinaí:… seguirás a la  mayoría —El rabi Natán encontró a Elías y le preguntó: ¿Qué hizo en aquella hora el Santo, bendito sea? –Respondió [Elías]: Sonrió y dijo: “Mis hijos me derrotaron, mis hijos me derrotaron”.

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