SHOÁ: CUANDO LAS PALABRAS SE TORNAN VACÍAS…

SHOÁ: CUANDO LAS PALABRAS SE TORNAN VACÍAS…

                                                             Lic. Psic. Jorge Schneidermann  *

 

No resulta tarea fácil valernos solamente de palabras para significar la dimensión trágica de la Shoá.

Ha sido, es y será por siempre una afrentosa estocada al corazón de la dignidad humana e indeleble mácula en la conciencia de una nación como la alemana, por entonces orgullosa de su “rancio linaje cultural” e ilusamente convencida de haber hallado bajo la égida del nacionalsocialismo las claves del progreso y la felicidad.

Pero inicuas son las mieles de la prosperidad e infructuoso todo avance tecnológico cuando se les instrumentaliza al servicio de subalternos propósitos criminales alimentados por una irrefrenable voracidad de poder.

No se trató solamente de los desquiciados arrebatos de un loco secundado por una gavilla de energúmenos; detrás de ellos, gran parte de un pueblo acompañó obsecuentemente el derrotero de un régimen que a la postre le sumergiría en el más oscuro ostracismo.

Muchos países poderosos dieron la espalda a la realidad en salvaguarda de mezquinos intereses políticos. Otros negociaron solapadas alianzas que a la postre les convertirían en silentes cómplices de la barbarie ulteriormente perpetrada.

Desde la mismísima ascensión de Hitler al poder el 30 de enero de 1933, el mundo percibió claramente que sus consignas xenófobas y sus apetencias expansionistas habrían de trascender prontamente el mero plano declarativo.

La extranjerización y demonización de los judíos y la progresiva conculcación de sus derechos ciudadanos a partir de la promulgación de arbitrarios decretos segregacionistas, fueron las medidas inaugurales de un tenebroso proceso cuyo trágico desenlace sería nada más ni nada menos que la implementación de la siniestra “Solución final”.

La indignante proliferación en nuestros días de irreverentes expresiones negacionistas y el exponencial incremento del antisemitismo más crudo y duro a lo largo y ancho del planeta, nos compele, más allá de credos y convicciones ideológicas, a redoblar nuestro compromiso con el respeto, la tolerancia, la memoria, la verdad y la justicia.

Para todos y cada uno de los más de seis millones de judíos sistemáticamente masacrados junto a millones de miembros de diferentes  etnias y colectivos minoritarios, vaya -en igual medida que para los estoicos partisanos que plantearon estoica resistencia ante la repudiable bestia totalitaria nazi-fascista, el más sentido homenaje.

Habitarán por siempre en nuestra memoria.

Descanso eterno para todos ellos…

*schneiderlaiser@hotmail.com

Deja una respuesta