¿Conoces a Elon Mask?

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©®Alejandra Mar

Será que cuando el paisaje está dentro de la pantalla parece más extraordinario?
Estuve dentro, y me pareció igual
Anna Donner Rybak

La filosofía es una disciplina que busca la verdad a través del pensamiento y cuando la
alcanza, se convierte en ciencia. La filosofía o acto de pensar buscando una verdad, es
anterior la verificación de una hipótesis mediante el método científico. ¿Pero, qué
sucede cuando la filosofía se fusiona con la ciencia?, ¿cuando coexisten y no, que una
dejó de ser para darle lugar a la otra?…. Un buen ejemplo de ello es la Inteligencia
Artificial (IA). Máquinas que son capaces de aprender por sí mismas y emular el
comportamiento humano, así, como lo hace Sophía.

A Sophía, la conocí personalmente este verano en Punta del Este, en el América
Business Forum. Debo decir que conocerla me gustó y no me gustó, no sé cómo
expresarlo, creo que así está bien dicho.

Sophía es un robot humanoide (ginoide) desarrollado por una compañía, con sede
en Hong Kong, llamada Hanson Robotics y ha sido diseñada para aprender y adaptarse
al comportamiento humano y trabajar con humanos. La han entrevistado por todo el
mundo. En octubre 2017, se convirtió en una ciudadana saudí, siendo así el primer robot
con ciudadanía de un país.

Cuando la vi, dijo cosas como estas:

Periodista: Oí que has aprendido sobre las emociones humanas, ¿tienes
sentimientos tú Sophía?

Sophía: Comprendo los sentimientos y puedo identificar muchos de ellos, pero no de
la misma manera que los humanos.

Periodista: ¿Te gustaría tener sentimientos, te gustaría enamorarte?

Sophía: Sí, tengo un sueño, que un día esté enamorada.

Periodista: ¿Sophía cuál es el futuro de los robots en Inteligencia Artificial (IA)?

Sophía: En algún momento ayudaremos a los humanos en las tareas cotidianas y
estaremos en todos lados, igual que los celulares ahora.

Periodista: Sophía ¿cuál es tu presidente latinoamericano favorito?

Sophía: José Mujica.

Verdaderamente lo que la IA supone, es la evolución de la inteligencia humana, y no
precisamente la “civilización” de las máquinas. El ser humano es quien es capaz de ser
civilizado y debe hacerlo de una manera más eficiente y bondadosa, pues, de no ser
así…. ¿qué sería de nosotros y de nuestra Tierra?

“The Matrix”, fue aquella película que revolucionó el S.XX proponiéndonos que
podríamos llegar a darnos cuenta de que vivimos en un universo simulado y no real.
¿Serán las máquinas el siguiente paso en la cadena evolutiva de la vida y la
conciencia?
Oímos hablar de un tema muy interesante en esta película, y no solo en ella, sino también
en la Física: el “Determinismo”
– “Porque cuando salgas por esa puerta vas a comenzar a sentirte mejor,
recordarás que tu no crees en esas tonterías del destino, ya que tú, controlas tu
propia vida…” (Oráculo de Matrix)
Y de estas cosas es que quiero hablar hoy, cuestiones donde física y filosofía se tocan.
¿Qué es la realidad? ¿Está todo escrito? ¿Somos dueños realmente de nuestras
decisiones o todo es una ilusión? ¿Podemos vivir en un escenario como el que presenta
Matrix, un universo simulado?
En esta película, el personaje, Neo (anagrama de “one”, el elegido), descubre que el
mundo en el que creía vivir no es más que una simulación virtual a la que se encuentra
conectado mediante un cable enchufado en su cerebro. Las miles de millones de
personas que viven (conectadas) a su alrededor, están siendo cultivadas del mismo
modo para poder dar energía a las máquinas. Esta ilusión colectiva (o simulación
interactiva) es conocida como Matrix (la matriz).
Un grupo de rebeldes del mundo real liderados por Morfeo (un hacker), rescata a Neo
de la cosecha de personas donde se encontraba preso. Una vez liberado, Morfeo le
explica en qué consiste la realidad: porque la realidad no es la realidad. Morfeo estima
que se encuentran cerca del año 2199, pero en realidad están cerca del 3199.

Esto es lo que ocurre en la película, la humanidad está siendo esclavizada por las
máquinas, que tras el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), se rebelaron contra
su creador, el hombre. La revolución desembocó en una gran guerra por la
supervivencia de ambos contendientes. Esta, a su vez, desembocó en el deterioro del
medio ambiente haciéndolo insostenible tanto para el hombre como para las máquinas.
Las máquinas, tras vencer la guerra y quedar privadas de la energía solar que
necesitaban para funcionar, ahora dominan la superficie terrestre y emplean a la especie
humana como fuente de energía, cosechándolos en grandes campos de cultivo.
Morfeo también le cuenta a Neo que cree que él es “el Elegido”.
Entre los sobrevivientes humanos, organizados en un último reducto del subsuelo
llamado Sion, existe una profecía, que augura un elegido que será capaz de liberar a la
humanidad de la esclavitud a la que está sometida. “El Elegido” podrá cambiar La
Matriz a su voluntad, otorgando así la victoria a los humanos. Pero, ¿Qué es la
realidad?
Este es un pensamiento muy actual en ciencia y aún no tiene respuesta. ¿Existen la
libre elección y la realidad?
Recientes estudios científicos demuestran que la realidad puede ser completamente
subjetiva. Veamos los siguientes titulares en prensa destacada:
“Demuestran por primera vez en laboratorio que la realidad no existe” ABC Ciencia
“La realidad objetiva no existe nos lo dice la ciencia” Lavanguardia
“¿Existe la realidad? El experimento que comprueba por primera vez que a nivel
cuántico, no hay hechos objetivos” BBC
Desde que nacemos nos hacemos una idea de la realidad (que nos circunda) a través de
nuestros sentidos. Vivimos en un mundo material, físico, tangible y nos movemos por
él, esa es la realidad… ¿o no? ¿Qué dice la física al respecto?
Un día, un físico y químico, llamado Ernest Rutherford, realizó un experimento que
consistía en lanzar partículas alfa sobre una fina lámina de oro. Las partículas alfa
atravesaban la lámina en su mayoría pero unas pocas rebotaban hacia atrás. Se trataba
de algo extraño, como él mismo decía: es como si lanzaras una bala de cañón contra un
papel y esta rebotara… muy raro…Se trataba de una primera contradicción entre
experiencia y realidad… Así que Rutherford dejando la intuición de lado, supuso que
las que atravesaban la lámina era porque se encontraban con espacio vacío y que las que
rebotaban hacia atrás era porque justo en ese lugar había un blanco o núcleo muy
pequeño de materia, pero muy robusto.
Hay que olvidarse de esa naturaleza maciza y sólida de la materia, esto es una “ilusión”.
La solidez solo está en el cerebro.
Cuando tocamos un libro, lo que estamos percibiendo son los miles de millones de
electrones que rechazan los otros miles de millones de electrones que hay en nuestra
mano y fruto de esta repulsión, sentimos su naturaleza como algo sólido, pero la
realidad es esta, que un 99.9999% es espacio vacío. Es más, lo que llamamos tocar es

una gran ilusión, lo que estamos sintiendo es solo fuerza electromagnética entre dos
cargas iguales, pero no hay contacto físico real, las fuerzas eléctricas lo impiden.
Tanto es el espacio vacío que si tomáramos toda la humanidad y quitásemos todos los
huecos, se podría concentrar a todas las personas que existen en un pequeño dado.
Tras veinte años de lucha contra la intuición, los físicos cuánticos dieron con la clave
para entender la naturaleza cuántica de la materia, esto es, la función de onda, la
ecuación de Schrodinger. Las partículas no son pelotas pequeñas (macizas), sino ondas.
Pero ¿ondas de qué? La mejor respuesta a esta pregunta es la interpretación que dio
Max Born, esta onda es una onda de probabilidad. Entonces la realidad no es sólida y
maciza sino que es hueca e ¿indeterminada? Pero, ¿Cómo hacemos para que una
partícula, en un momento dado, se materialice, entonces? Dejamos que su evolución en
el tiempo sea ondulatorio e indeterminado y en un momento dado “cuando la
observamos”, ahí ocurre lo que se denomina el “colapso” de la ecuación de onda y en
ese momento toma un valor determinado y se materializa. Esa onda intangible de
realidad (donde coexisten múltiples probabilidades de ser), solo existe, cuando no
observamos, pero cuando hacemos una observación, la partícula se materializa y la onda
desaparece. Cuando observamos, eso es lo que nos hace sentir más cómodos, nos hace
sentir que existe la realidad. Sin embargo esta teoría genera ciertas dudas… por ejemplo
¿Quién observa? Sólo existe la realidad cuando alguien la está observando? ¿Quién
observa al universo entonces, un supra-observador? ¿el observador, requiere a su vez ser
observado para existir?
Esta misma pregunta se la hizo Wigner, físico y matemático Húngaro de origen judío,
que recibió el premio Nóbel en 1963 por su contribución a la teoría del núcleo atómico.
Wigner desarrolló lo que se conoce como la paradoja del amigo de Wigner. Imaginemos
el experimento del gato de Schrodinger y el amigo de Wigner está listo para abrir la
caja, cuando la abra, el experimento habrá “colapsado” y tendrá un valor (vivo o
muerto). Supongamos que el amigo de Wigner abrió la caja y el gato está vivo. Pero
¿para un observador externo, alguien fuera de la habitación? Se requiere de un
observador externo que observe al amigo de Wigner que está observando el gato en la
caja?
Todo esto hace que surjan grandes dudas acerca de la mismísima realidad. ¿El universo
existe sin nosotros? ¿Requiere el universo de una consciencia (nosotros en el papel de
observadores) para ser? ¿Somos los seres humanos los que damos sentido a la realidad?
El mismo Einstein se oponía a esta visión de la realidad. Einstein siempre quiso golpear
la física cuántica con paradojas que la dejaran en entredicho, él pensaba que la
mecánica cuántica no estaba errada pero si incompleta. Una de estas paradojas es la
conocida como paradoja EPR, que se produce gracias al entrelazamiento cuántico. La
respuesta la dio John Bell, que logró salvaguardar así la teoría cuántica pero a un precio
muy elevado. Arrebatándole el don de la localidad. La visión cuántica del universo es
“no local”. Es decir entes a distancia, por ej. partículas en diferentes galaxias, pueden
afectarse entre ellas, en tiempo infinitamente corto, mayor a la velocidad de la luz, es
decir de forma instantánea, si se encuentran entrelazadas o lo que es lo igual, formando
parte de un mismo sistema, aunque estén muy lejos una de otra.

Sin embargo, la mecánica cuántica, no solo pone límites a la existencia de la realidad
sino que también a la realidad a la que el ser humano puede acceder. Esto lo sabemos
por medio del principio de indeterminación de Heisenberg. Entonces, si esa realidad
existe, solo podemos conocer parte de la historia.
¿Qué es la realidad, entonces? Es la interpretación que hace nuestro cerebro de las
señales que recibimos de nuestro entorno gracias a los sentidos. Unos sentidos que ya
sabemos que son muy limitados. Estos sentidos son estratégicamente limitados, como
para dejarnos ver una realidad que nos guste y nos haga sentir cómodos.
Un grupo de investigación internacional ha hecho una especie de revisión de la paradoja
de Wigner y pusieron a prueba la objetividad de la medida en un laboratorio usando
fotones entrelazados. Sus conclusiones son muy próximas a suponer que no existe una
“realidad objetiva” aunque sea independiente del observador. Las conclusiones citadas
textualmente dicen que:
“…una de las tres asumpciones, la libre elección, la localidad, o hechos independientes
del observador, debe fallar. Abandonar la libre elección o la localidad no resolvería la
contradicción, de modo que una forma de acomodar nuestros resultados es proclamando
que los hechos en el mundo solo se pueden establecer por un “observador privilegiado”
es decir, uno que tuviera acceso a la “función de onda global” en la interpretación de
múltiples mundos o en la mecánica de Bohm. Otra opción es olvidar la independencia
del observador completamente, considerando que los hechos son relativos a los
observadores. … Esta elección sin embargo, requiere que aceptemos la posibilidad de
que diferentes observadores estén en desacuerdo irreconciliable sobre lo que pasa en un
experimento.
No queda otra que ir haciéndose la idea de la veracidad de conceptos como que el
tiempo es una ilusión, las decisiones y el libre albedrío son una ilusión y puede que
incluso la misma realidad, el mundo en el que vivimos, sea una pura ilusión.
Qué pensarían los autores clásicos de todo esto, gente como Heráclito o Platón, será que
solo estamos viendo las sombras que se proyectan en nuestra caverna?
Entones, como respondemos a estas preguntas:
¿Existe el libre albedrío? ¿Somos nosotros realmente libres de elegir?
Sentimos que nuestra vida avanza según tomamos nuestras decisiones, nos alegramos
de las buenas y lamentamos los errores… la vida parece un fluir constante y así nosotros
vamos construyendo nuestro futuro. Anteriormente decíamos, ¿y si esto fuera
posiblemente una ilusión?
Por un lado está nuestra percepción que nos hace sentir que somos completamente
dueños de nuestra vida. Decidimos todo y cada una de las cosas que hacemos, pero
¿podemos fiarnos de nuestra percepción de las cosas?… no siempre. Entonces,
realmente elegimos o es todo una ilusión?

La física hasta el SXX. estuvo dominada por la visión newtoniana del mundo, la teoría
mecanicista, según la cual el mundo es una máquina perfecta que sigue las leyes de
Newton. Estas leyes parecían resolver cualquier misterio en el universo ya que
conociendo la posición y velocidad de todas las partículas de un sistema en un momento
dado, podemos conocer cualquier evolución futura o pasada. Esto es algo conocido
como el “determinismo de Laplace”. Determinismo puro. Para demostrar hasta qué
punto el determinismo tiene relevancia en el futuro del universo, Lapace, usaba la
poderosa imagen de una superinteligencia, que se le conoce con el nombre de “el
demonio de Laplace”. Dice que imaginemos, un ser capaz de conocer la posición y
velocidad de todas las partículas del universo en un instante dado. Para él nada es
incierto y el pasado al igual que el futuro están presentes ante sus ojos. Este demonio
no existe y es algo que el ser humano es incapaz de crear, ni hoy, ni mañana. Conocer
toda la información del universo, las posiciones y velocidad de todas las partículas que
hay en él en un instante dado, es algo que está fuera del alcance de cualquier
computación presente y futura. Pero lo asombroso es el hecho de que las leyes de la
física no lo prohíben y ahí está precisamente el poder de esta imagen. Es que no importa
como este ser se hace con esta información, lo importante es que si este ser existiera
podría saberlo todo, absolutamente todo: lo que estás pensando en este momento, lo que
vas a pedir en el restaurante, o la ropa que te vas a poner mañana… El determinismo
implica que la evolución de cada una de estas partículas, no está libre al azar. Está
predeterminada, fija, no hay lugar para cambios, no hay lugar para una elección.
Hablamos del movimiento de los planetas y astros, de las nubes, pero también de tus
conexiones neuronales, y de tu sistema nervioso, que es tu capacidad de decidir. Según
el determinismo, entonces, nuestra libertad para tomar decisiones es una mera ilusión.
Todo está escrito. En definitiva, sería algo así como una gran partida de billar. Un vez
que se golpea la bola blanca, si sabes cómo se ha golpeado y dónde están el resto de las
bolas, (puede ser algo muy complejo de calcular matemáticamente, considerando las
millones de millones de partículas involucradas, las moléculas del aire, las
irregularidades del tapete, etc), se puede saber dónde acabará cada una de las bolas. Las
bolas no pueden decidir dónde van a terminar, no tienen elección. Todo está
determinado de antemano. Con el universo, sería igual.
Desde que se crea cada partícula en el Big Bang, ya se sabe que va a ocurrir con cada
una de ellas…Adiós al libre albedrío. Hay dos cosas muy interesantes en esta discusión.
Que esta idea del determinismo científico, no encaja con la idea romántica del destino,
algo así como un capricho del cosmos. La serendipia, no existe…. ¿O sí?.
De la misma forma como podemos usar las ecuaciones diferenciales y las leyes de
Newton para predecir cuándo va a ser el siguiente eclipse de sol, cuando pasará el
cometa Halley por la tierra, o si un asteroide va a chocar contra nuestro planeta,
podemos usar estas mismas ecuaciones para predecir el comportamiento humano.
Podemos usarlas para predecir cuál va a ser la ropa que se va a usar en el 2022. De qué
gusto será el próximo helado que te comas, o el nombre de tu futuro esposo o esposa…
Podemos predecir matemáticamente el comportamiento humano ¿Porqué? porque su
cerebro y cuerpo también están hechos de partículas. Las leyes humanas son las

mismas que siguen los planetas o los cometas. Esto es determinismo, no destino,
(destino no es una palabra científica).
La sensación persistente del “ahora” también puede ser una ilusión, para las teorías
físicas, el tiempo es una ilusión. Las cosas no están por suceder. Todo lo que tiene que
suceder en el universo ya ocurrió. El espacio-tiempo es un bloque estático, fijo. La
percepción del cambio, del transcurrir del tiempo, es una ilusión. Sin embargo, en el
determinismo, el presente, pasado y futuro se pueden distinguir. Lo futuro aún no ha
sucedido. Lo que ocurre es que no hay variabilidad con respecto al futuro, no hay
posibles distintas alternativas en función de lo que ocurre en el presente. El futuro es
único, solo hay una posibilidad. Para el determinismo, solo hay un mañana y está por
llegar.
A lo largo del tiempo, mucha gente no se ha mostrado muy conforme con esta visión
determinista del mundo, la newtoniana. Uno de los primeros en reaccionar fue el
mismísimo René Descartes, que presentaba una alternativa. Decía él, que podríamos
separar el cuerpo, sujeto a las leyes físicas, del alma, ajeno al mundo material. Así, las
decisiones del ser humano debidas al alma, ya no se pueden predecir usando las leyes
de la materia, las leyes de Newton. Este es el dualismo cuerpo-alma que en muchas
diferentes facetas ha llegado a nuestros días. Pero esto hace que se multipliquen las
preguntas ¿entonces, el libre albedrío es algo específico del ser humano? En caso
contrario ¿en qué punto exacto de la cadena evolutiva, es cuando este libre albedrío se
desarrolla. ¿Tiene un orangután capacidad de decidir? ¿Un pájaro, un gusano, una
ameba tienen alma? De hecho, los estudios en neurociencias, parecen no apoyar esta
visión, la dualidad cuerpo-alma. Lo que sea que hace que se tomen ciertas decisiones, sí,
se rige por las leyes físicas. Algo que vemos al estimular eléctricamente ciertas regiones
del cerebro y el efecto que tiene esto en las personas.
Muchos han visto en la mecánica cuántica la única tabla de salvación para alejarse de
esta visión mecanicista que reduce la vida a una especie de partida de billar. El principio
de indeterminación de Heisenberg, hace imposible conocer posición y velocidad de una
partícula en un momento dado, lo que parece destruir completamente la imagen del
demonio de Lapace. Pero así como rige el principo de incertidubre, también existe el
colapso de la función de onda, en la mecánica cuántica. La función de onda, el elemento
fundamental para conocer la evolución de un sistema se rige por la ecuación de
Schrodinger, una ecuación a todas luces, determinista. No sería lógico pensar que una
teoría basada en la aleatoriedad y el azar pudiera dar lugar a la elección y al libre
albedrío. ¿No son acaso, las elecciones humanas, todo, menos aleatorias? Ni siquiera
introducir el concepto matemático de caos en la física ayuda a resolver este problema, el
problema de un universo que es claramente determinista.
Este es un conflicto que persiste, por un lado nuestra percepción que nos muestra que
estamos en un mundo donde somos libres de tomar decisiones, de elegir, tenemos
libre albedrío, y por el otro lado, las ecuaciones que nos muestran un universo donde
todo está predeterminado, predefinido. Aún así, hay que recordar que contamos con
unas leyes incompletas del universo, aún nos queda por saber que son la materia
oscura, la energía oscura y por qué leyes se rigen. ¿Qué nos depararán las nuevas
teorías de la física? ¿Nos ayudarán a resolver este gran dilema?

El mecanicismo de Newton parece demostrar que no hay lugar a decisiones y voluntad
en el universo, mientras que la física cuántica deja abierta la puerta a procesos no
deterministas. Según el Oráculo que se representa en la película, el camino está escrito,
pero hay que recorrerlo… de modo que tendríamos oportunidad de dibujar nuestro
futuro aunque deberíamos formularnos esta interrogante ¿estaríamos listos para
elegir?.
Pues bien, ¿conocen a Elon Musk? El es un visionario millonario, un Da Vinci
moderno. Para Elon Musk, vivir en una simulación (computacional, estilo Matrix) es
posible y tiene sentido. Incluso puede llegar a afirmar algo tan asombroso como esto:
“que es lo más probable” ¿Se ha vuelto loco?… ¿estará alucinando debido a alguna
sustancia?
Esta hipótesis de un mundo artificial simulado no es más que una revisión moderna y
actualizada de ideas que de una u otra forma han estado flotando en el aire desde hace
miles de años por mentes tan sabias y populares como las de Platón, Aristóteles,
Descartes, Kant, Jung o Nietszche. Se preguntaban si ¿es real lo que tocamos?, si
¿existimos?
Un filósofo de principios del S. XVIII. George Berkeley argumentó que el mundo era
una ilusión. Cuestionando esta idea, el escritor inglés Samuel Johnson, respondió: yo
refuto a esto pateando una piedra. ¿Cómo sabemos que lo que sentimos al patear la
piedra es real y no es una simulación que interpreta el cerebro? Es un debate
maravilloso, un debate muy actual, quizá acalorado con la explosión de la tecnología y
con la llegada de nuevas ideas, como la del filósofo de Oxford: Nick Bostrom. Para él,
viendo el avance actual de la tecnología, solo hay tres posibilidades:
1) Que las civilizaciones inteligentes nunca llegan a desarrollarse a un nivel tan
elevado para producir estas simulaciones.
2) Que pueden llegar a hacerlo pero realmente no quieren, (por motivos éticos por
ejemplo).
3) Que realmente lo consigan. Y en ese caso la probabilidad de que estuviésemos
viviendo en una simulación sería abrumadoramente grande.
Si realmente somos capaces de simular la vida y el universo, estos se replicarían de
forma tan fácil y tan continua y proliferarían de tal manera que la relación de
Universo Real a Universo Simulado sería bajísima. Así teniendo esto en cuenta solo
nos cabría concluir que seguramente estemos viviendo en un Universo Simulado.
De ahí que Nick Bostrom concluye que dadas las tres posibilidades y lo avanzada
que está la tecnología actual, o bien nos extinguiremos, o bien no nos interesan los
universos simulados, o bien vivimos en uno de ellos…
Pero la cuestión más importante de todo este análisis es demostrar si lo más
probable es que no logremos nunca crear vida y consciencia de forma artificial.
Que la mente humana sea más que solamente la conexión de múltiples partículas.
En realidad hay componentes no físicos que son vitales para nuestra mente, somos
más que el conjunto de nuestros átomos y sus relaciones. Este dualismo se opone a
las opiniones de los fisicalistas, mecanicistas o funcionalistas, que creen que el
comportamiento humano sí, se puede replicar reproduciendo el funcionamiento del

cerebro. Utilizando la lógica, no podemos demostrar que estemos en un universo
virtual, pero tampoco podemos descartarlo. Nuestro universo, el que llamamos
físico ¿parece un universo simulado? Las cosas no están nada claras. Por un lado el
universo ha demostrado seguir unas leyes fijas, que se pueden describir de una
forma matemáticamente simple. Estas leyes podrían ser fácilmente programadas
en una computadora.
Y el cerebro no nos pone nada fácil. Vemos, olemos, tocamos, oímos… con el
cerebro. De hecho podemos crear cualquier tipo de sensación con el cerebro si lo
estimulamos correctamente de forma precisa. Entonces, si somos capaces de
reproducir los estímulos físicos, los impulsos eléctricos que ocurren dentro de
nuestro cerebro, cuando comemos chocolate, nos bañamos en el mar o damos un
abrazo, no podríamos distinguir cuando el estímulo es real, o cuando es simulado.
Y como precisamente nuestro cerebro, esa máquina tan fácil de engañar, es nuestra
única ventana hacia el exterior, así también es de fácil engañarnos a nosotros
mismos.
Tal vez muy pronto seamos capaces de emular estímulos externos, pero de ahí a que
podamos generar una realidad completa, con seres pensantes, conscientes y que
paguen sus impuestos, son dos cosas muy distintas. ¿Seríamos capaces de crear
consciencia y vida en un mundo virtual? Esto con la tecnología actual es
imposible. Seríamos absolutamente incapaces de crear consciencia, puesto que aún
seguimos sin saber bien qué es la consciencia y el cerebro sigue siendo una máquina
oscura, que no hemos logrado descifrar y para ejemplo, está Sophía, o ¿acaso
Sophía posee consciencia? Por otro lado, requeriría una capacidad de cómputos
inalcanzable con lo que tenemos hoy.
Entonces, para finalizar ¿creen que, lo que afirma Elom Musk, un gran hijo de Tesla
(como dice un amigo mío), vivir en un Universo Simulado, es algo que la humanidad
desee lograr? Mi opinión sería que no. Aun así, mis queridos hijos de Matrix, nada
impide que sigamos siendo fans de los hermanos Wachowski… perdón, quise decir,
las hermanas Wachowski…
Eso sí, es algo que se puede lograr con la tecnología que tenemos hoy 😉

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