Con la música a otra parte.

      No hay comentarios en Con la música a otra parte.

Anna Donner ©®

Corría el año 1985 cuando escuché por primera vez el tema “We are the Word”. La canción alcanzó rápidamente el puesto número uno en los ranking de Estados Unidos e Inglaterra, así como en muchos otros países del mundo. USA for Africa (Unión de Apoyo de Artistas para Africa) fue el nombre bajo el cual cuarenta y cinco músicos y cantantes, liderados  Michael Jackson, , Stevie Wonder, Lionel Richie y Bruce Springsteen se reunieron para grabar el single, bajo el lema Live Aid (Ayuda en Vivo). Muchos otros conciertos se realizaron, como el de Wembley, que recreé este diciembre al ver la película “Bohemian Rhapsody” y salí del cine llorando al ver a Freddy Mercury en una de sus últimas apariciones públicas. Además de Queen, estuvieron en Wembley entre otros, Led Zeppelin, Bob Dylan, Eric Clapton, Elton John, Santana, Sting y Paul Mc Cartey. Será por eso que cuando ayer, 22 de febrero, se realizó el concierto bajo el lema Live Aid por Venezuela, me sorprendieron algunas reacciones “extrañas”, por denominarlas de un modo elegante. No me gusta la música melosa, no me gusta Maluma ni Diego Torres ni Alejandro Sanz ni Carlos Vives, yo soy rockera. Pero noto con pesar que los engranajes del maniqueísmo son muy poderosos. ¿Quién soy yo para criticar a todos los artistas que se presentaron en el concierto de ayer? ¿Quién soy yo para criticar Live Aid? ¿Por qué lo haría? Venezuela está pasando por uno de los peores momentos de su historia, la gente se muere en los hospitales por falta de lo más elemental: a una persona le amputaron una pierna producto de una gangrena por falta de alcohol. Sin embargo, con todas las pruebas de la alarmante situación que hoy padece Venezuela, aún existen personas que se declaran “solidarias” , “a favor de los oprimidos” y defienden un régimen despótico. El poder de la tergiversación es muy grande, “todo depende del cristal con que se mire”: “Venezuela es víctima de una guerra económica del Imperio”, sostienen quienes ya les quedan cero excusas para defender lo indefendible.  Otros, son tan cínicos que dan asco. Es el caso del crápula de Roger Waters, quien ayer mientras se estaba llevando a cabo el recital instó a “detenerlo”.  Me sorprende que este adalid del populismo new age, que hizo una gira por Latinoamérica no haya pasado por Venezuela. ¿Defiende un país en el cual no cantó? ¿Qué pasó? ¿No había dinero para financiar su recital? Estoy confundida, ¿Por qué no fue a cantar allí para juntar fondos para ayudar a ese pueblo tan castigado? ¿Pero no es que está a favor de los débiles? Roger Waters demuestra una vez más ser un revolucionario de bolsillo, mirando sus plasmas desde cualquiera de sus residencias en varios lugares del mundo. Pero según Waters, que no fue a dar ningún concierto en Venezuela en su vida, el concierto de ayer, “es un truco”. Dice que “no tiene nada que ver con la libertad o las necesidades de los venezolanos” sino con El Imperio. Waters es la prueba viviente de la hipocresía, dice que tiene amigos que ahora están en Caracas y que no hay violencia ni encarcelamiento de opositores ni censura de prensa, sostiene que esa es la historia que “se está vendiendo” al mundo. Y tiene la osadía y la insolencia de criticar el envío de ayuda humanitaria a Venezuela. En los años 80 yo vibré con la música de “The Wall” y soñé que algún día Waters viniera a cantar a Uruguay. No sabía entonces que yo misma tomaría la decisión de no ir a su concierto, el pasado noviembre. Si me lo hubieran dicho en aquel momento habría respondido: “No, ¿cómo un genio del rock haría tales cosas?” Pero sí, Waters se ha vuelto un demagogo de cuarta, lo esencial es invisible a los ojos.

https://youtu.be/M9BNoNFKCBI

Deja una respuesta