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Fundación K A
DIÁLOGO POLÍTICO 2 | 2018
Mientras el barco se hunde, la orquesta compuesta por los actores
políticos venezolanos es sencillamente un desorden. Cada quien toca
su instrumento sin armonizar con el otro instrumentista. La absoluta
falta de dirección y de acuerdos mínimos (quienes van a tocar que
instrumento, cuando salen a escena, etcétera) hacen que lo que se veia
como una riqueza, la diversidad de liderazgos, termine siendo hoy un
dolor de cabeza. No parece haber espacio para que todos ellos sean
parte de una misma orquesta e interpreten una pieza de modo armonioso.
La comunidad internacional, por su parte, también deshoja la margarita
sobre que hacer ante la crisis venezolana: .intervención internacional?,
.imposición de ayuda humanitaria?, .nuevas elecciones?, .dialogo
con el régimen de Nicolas Maduro?, .respaldo a un golpe militar
interno? En Washington, según las palabras del presidente Trump, se
tienen todas las opciones sobre la mesa cuando se discute sobre como
hacer frente a la crisis de Venezuela, crisis que desborda las fronteras
con miles de personas saliendo cada dia del pais y millones pensando
que no tienen otra opción sino el irse.
La transición que no fue
La transición democrática que se vislumbraba para Venezuela, a raíz
del triunfo opositor en las elecciones parlamentarias de 2015, quedo
anulada. Entre 2016 y 2017 el régimen de Nicolas Maduro trunco cualquier
posibilidad de transición y, al contrario, blindo su poder usando
estas estrategias: a) se alio con el Tribunal Supremo de Justicia (tsj)
para limitar seriamente el rol de la Asamblea Nacional (Parlamento);
- b) incentivo las diferencias entre los actores de oposicion, c) cerro la
vía electoral para que pudiese efectuarse un referendo revocatorio gracias
a las dilaciones de otro aliado institucional, el Consejo Nacional
Electoral (cne); d) impuso una Asamblea Nacional Constituyente y le
dio la condición de suprapoder; y e) llevo adelante una fuerte represión
de la protesta popular entre abril y julio de 2017.
Seguidamente, el régimen de Maduro impuso en 2018 unas elecciones
presidenciales cuyos resultados no fueron reconocidos por la
mayoría de países de América Latina, ni por Estados Unidos, Canadá
y Europa Occidental. De acuerdo con estas cuestionadas elecciones,
Maduro ejercerá como presidente de Venezuela hasta el ano 2024.
La permanencia en el poder de Maduro, entretanto, no solo no ha
resuelto sino que al contrario ha agravado la enorme crisis económica
que pesa sobre Venezuela y su población. De acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario Internacional para 2018-2019, se espera
una caída del producto interno bruto del 15 % en 2018, con lo cual se
suman cinco años consecutivos de contracción, llevando a la economia
a un 50 % de lo que fue durante 2012, el ultimo ano de gobierno de
Hugo Chávez. La caída del pib venezolano podría ser de 6 % en 2019.
Según el FMI, en 2018 la inflacion puede cerrar en 13.000 % y en torno
a 12.000 % en 2019.
La crisis económica y la ausencia de un horizonte de cambio político
han impulsado una inédita emigración masiva de venezolanos,
que se han dirigido principalmente en esta ultima oleada a los paises
de América del Sur.
Según cifras de la Organizacion de Naciones Unidas, al 30 de septiembre,
de una población total de 30 millones, 2,6 millones de venezolanos
habían emigrado. Al advertir sobre las dimensiones de esta crisis
humanitaria, la ONU señalo que solo en el ultimo ano habían emigrado
1,6 millones. La organización regional cebil estima que, dado el incremento
sustancial de salidas, a fines de 2018 la cifra podría ubicarse en
4 millones.
La crisis migratoria, con severos impactos en países como Colombia,
Ecuador y Perú, ha colocado de nuevo en debate la situación de
Venezuela. También ha reabierto la discusión sobre cual debería ser
el papel de la comunidad internacional en respuesta a lo que viven los
Venezolanos bajo el régimen de Maduro.
Durante 2016 y 2017, cuando se produjeron varios intentos fallidos
de dialogo entre Gobierno y oposición con mediación internacional,
con frecuencia se señalaba la falta de consensos mínimos entre los venezolanos
como una gran dificultad para abordar la crisis. En 2018, a
propósito de la crisis migratoria y de las respuestas internacionales a la
permanencia de Maduro en el poder, queda en evidencia que tampoco
la comunidad internacional está alineada sobre que hacer.
Entretanto, dentro de Venezuela el ciudadano común sigue viendo
en la emigración una opción para poder hacer frente al colapso del
país. Una encuesta realizada en agosto de 2018 por la firma Consultores
21 le pone números a esta crisis migratoria que esta en desarrollo. Se
entrevistaron dos mil personas en todo el país: uno de cada dos venezolanos
preferiría irse del país. Ese grupo ya no está compuesto solo de
jóvenes de clases medias profesionales, y 37 % de las familias tienen al
menos un miembro que ha emigrado del país.