Teología y filosofía del fundamentalismo islámico

Génesis filosófico y teológico del fundamentalismo islámico:
AL-GHAZALI
por Mauricio Zieleniec
“No es sabio aquel que, adquiriendo su conocimiento de cierto libro, luego lo recuerde o no. El verdadero sabio es aquel que, por su propia voluntad y sin estudio o enseñanza, recibe de Dios su conocimiento” (Al-Ghazali).

En la edad de oro del Islam, situada en los siglos VIII a XII, surge la filosofía fundamentalista en torno a reflexiones religiosas derivadas de interpretaciones del Corán.

LA FE Y LA RAZÓN EN EL ISLAM

La filosofía griega tuvo su influencia cuando los musulmanes conquistaron Alejandría, Siria y Jundishapur. Muchos de los debates de entonces solían intentar conciliar el pensamiento entre la fe y la razón. La razón era una herencia aristotélica que rodeó a muchos filósofos musulmanes, como Avicena, al igual que en la religión hebrea con Maimónides. Existieron dos importantes corrientes: la primera es Kalam, relativa principalmente a cuestiones teológicas islámicas y la otra es la Falsafa, fundada en la interpretación del aristotelismo y el neoplatonismo. Hubo intentos posteriores de filósofos-teólogos de armonizar ambas tendencias, en particular Ibn Sina (Avicena). El Kalam se estrecha con los deberes del corazón en lugar de (o junto con) los derechos (fikh) del cuerpo, y tiene preponderancia frente a la jurisprudencia islámica. La Falsafa se acerca a lo que en griego significa “filosofía” (la pronunciación griega philosophia se convirtió en falsafa).

ENTORNO GEOPOLÍTICO

Después del dominio chií de los Bulles (actuales Siria, Irán e Irak, siglos X y XI) los selyúcidas restablecieron el sunismo en toda la vasta región y compusieron el reordenamiento del Estado. Para ello se constituyó la primera Madraza (escuela islámica) en Bagdad, que fue desarrollándose en toda la geografía imperial selyúcida como célula suní en contradicción a los chiítas y otros. A partir de 1095 los cristianos hacen su aparición con las Cruzadas y logran conquistar Jerusalem en 1099, siendo el primer intento europeo serio de colonizar tierras de creencia islámicas. En ese entorno de influencias platónicas y aristotélicas en el Islam, y de conquistas cristianas, resurge un cierre islámico teológico-filosófico que comienza a rechazar las influencias o imposiciones de un mundo tampoco nada abierto. En este contexto surge Al-Ghazali interpretando el misticismo coránico, generando una gran influencia en el mundo musulmán y un repliegue de la apertura científica y filosófica, ya que se generó el “fundamentalismo islámico” donde todo se explicaba, y se observaba la verdad, en relación al Corán.

ALGUNOS PUNTOS FILOSÓFICOS EN DIFERENCIA

Si bien el motor de la materia, el primer movimiento, su causa supuestamente estaba en Dios según Aristóteles, éste advertía a la vez que la misma materia era de carácter eterna, por consiguiente (contradice al Islam) ¡Dios no pudo haber creado el cosmos, el mundo, si la materia es eterna! Aquí, nuestro teólogo y filósofo Al-Ghazali, nacido en Irán en 1058, da comienzo a sus interpretaciones cerradas y fundamentadas en el Corán, desplazando a las ciencias. Su escepticismo en lo finito y dudoso del método científico lo llevó a sustituirlo por la intuición basada en la fe de Dios… Al-Ghazali sostenía que la filosofía islámica Falsafa podría ser “aceptada” (¿?) en ciencias como matemáticas, física, astronomía pero no en la metafísica. La razón es incapaz de llegar al conocimiento y el saber. Solo a partir de la fe, en especial en la metafísica, con su misticismo, encontramos la herramienta para conocer la verdad. Subordina de esta forma la filosofía y la ciencia a la teología.

El conocimiento ordinario, fruto de los sentidos, introduce un conocimiento intuitivo fruto de la ascética y la fe. Desde esa fe, en su unidad con Dios, se encontrará la sabiduría y el conocimiento, siendo los sentidos y la razón insuficientes frente al misticismo, encontrando la verdad percibida en nuestro interior en esa unidad divina. Quizá cuando San Agustín nos habla de la fe nos dice que se encuentra en la “intimidad de nuestro interior”, como Platón en su mención de “el mundo de las ideas”, resultando evidente la influencia de ambos en el pensamiento de Al-Ghazali. “La intimidad de nuestro interior”, del libro Las Confesiones de San Agustín, se asemeja a esa “unidad con Dios” de Al-Ghazali, y el mundo de las ideas platónicas se asemeja a la verdad única alejada de la razón y las ciencias que Al-Ghazali emparenta con la intuición ascética y la fe venida de un mundo superior (de las ideas).

“ESCEPTICISMO FILOSÓFICO” 

Al-Ghazali marca las influencias negativas del aristotelismo y el racionalismo excesivo. Entre otros filósofos musulmanes, Al-Farabi singularizó la incapacidad de la razón para comprender lo absoluto y lo infinito. La razón no puede trascender y percibir lo finito y se limita solo a la observación incompleta de la realidad. A la vez, varios filósofos musulmanes habían sostenido que el universo era finito en el espacio, pero en relación al tiempo lo marcaban como infinito, mientras Al-Ghazali argumenta que un tiempo infinito se relacionó con un espacio infinito (concepto en parte correcto de nuestra ciencia actual, es decir la dimensión tiempo/espacio, aunque el espacio no es infinito sino que está en expansión).

INFLUENCIA SUFISTA

El movimiento sufista, que por 10 años influenció a Al-Ghazali en un semi-retiro ascético coincidente con temas personales, asumía posturas excesivas como evitar la observancia de las oraciones obligatorias y deberes del Islam. Al-Ghazali corrigió esas tendencias y de esta forma logró incorporar al sufismo al Islam y a su pensamiento ortodoxo. En la religión islámica el misticismo sufista se limpió de sus desvíos y restableció la autoridad de la religión ortodoxa (es decir sunita). Sin embargo, hizo hincapié en la importancia del sufismo genuino y mantuvo su camino para alcanzar la verdad absoluta. El sufista argelino Mustafá al Alawi ha dicho que la realización de la Unicidad Divina es el objetivo último del sufismo. Él no es lo que está escrito en las hojas de papel o lo que pronuncian los charlatanes.

“El sufismo no es algo que se pueda expresar con palabras sino una certidumbre absoluta y realización” (vivenciarlo). Se define en “cuanto ignorante se regocija en su ignorancia y cuanto conocedor sufre por su conocimiento”. Quizá la renuncia y el ascetismo son herramientas que incorpora el sufismo, adaptándolas con el transcurso de la historia. Esa influencia en 10 años de convivencia casi ascética y renuncia a valores “superficiales” se incorpora a su pensamiento, diciendo Al-Ghazali: “Una luz del Dios del altísimo en mi interior (…) es la clave para mis conocimientos”. En su autobiografía comenta que esta forma es lo máximo de todas las ciencias islámicas porque su objetivo es Dios mismo y es el verdadero camino del Conocimiento, siendo ante todo una vía práctica y experimental, es decir, los conocimientos y los estados del alma propenden al Saber. Advierte la diferencia: no deben ser saboreados y sí deben ser experimentados para conocer a Dios en todas sus manifestaciones: en el universo, en las criaturas, en los seres humanos y sobre todo en la propia alma (nafs), depositarios del secreto del Espíritu (ruh). Siendo uno de los más grandes teólogos del Islam, su pensamiento penetró en Europa bajo la influencia escolástica judía y cristiana, y varios de sus argumentos parecen haber sido adoptados por el cristianismo con el fin de restablecer, de manera similar, la autoridad de la religión cristiana ortodoxa en Occidente.

El misticismo islámico coincide en el mismo período histórico con el surgimiento místico hebreo de la Kabalá y la influencia en la cultura cristiana del Tarot y otras formas de misticismo. Pero solo en el Islam su influencia abarca la totalidad de la creencia. Con estos pensamientos el mundo musulmán pierde su gloria, se cierra en el fundamentalismo de su texto sagrado, el Corán, e interpreta todo solo a través de él, mientras que occidente en siglos posteriores hace una apertura y rompe con el fundamentalismo bíblico generando sociedades científicas, de conocimiento y búsqueda, como la Enciclopedia. El mundo islámico se empequeñece y su fundamentalismo se encierra en su cultura y se transforma en un ideal integrista. Es decir, integra la religión al Estado y a la ciencia, se fundamenta solo en su libro sagrado, el Corán. Una situación que guarda en parte influencia hasta la actualidad.

Fuente: Mensuarioidentidad
 

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