CELAN – HEIDEGGER. TERROR, POESÍA, PENSAMIENTO.

                CELAN – HEIDEGGER. TERROR, POESÍA, PENSAMIENTO. *

                                    Lic. Osvaldo Hugo Cucagna

 

En los tiempos sombríos

¿Se cantará también?.

También se cantará

Sobre los tiempos sombríos.

B. Brecht ( Poemas del exilio)

 

El poema de Brecht responde a  Adorno que proclamó el fin de la cultura y de la poesía después de Auschwitz. Paul Celan, sobreviviente de los campos de concentración, ejemplifica más acabadamente con su Poesía de la destrucción, cómo puede resurgir la creación después del horror.

Hay cierta ritualización en el tratamiento de este tema y cuando se postula una crítica, como la que aquí se desarrolla, siempre hay obstáculos para su publicación. Escrito en julio de 1999, repartido entre amigos, todos los que iban a publicarlo, por una razón u otra, o sin razones, no lo hicieron.

En la mesa redonda del 27 de mayo de 1999, convocada por la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, conmemorando a Paul Celan, al finalizar la intervención de los panelistas, Gerardo Yomal hizo una pregunta clave en referencia a la militancia de izquierda del poeta. La respuesta de Ricardo Forster, haciendo alusión a una ruptura con su izquierdismo después de atravesar el umbral del horror, no condice con la fidelidad de Celan a su postura.

Desde los dieciocho años, en su estancia en Tours, Francia, donde comenzó estudios de medicina y perfeccionaba su francés (1938/39), siguió con simpatía e interés las actividades del movimiento trotkista, el que adhería en la época muchos surrealistas, en los que él encontraba una síntesis entre su compromiso político y su pasión por la poesía. Veinticinco años más tarde ( 1963), en carta a su amigo Petre Solomon- éste ya había publicado en 1947, traducido al rumano, el poema que en su origen se llamó  “Tango de Muerte”, con nota que indicaba que evocaba un hecho real- le dice que él permanecía allí, donde había comenzado con su viejo “corazón comunista”.

Enzo Traverso, cuya tesis doctoral sobre “Los marxistas y la cuestión judía” ya nos había permitido ahondar en el tema con críticas agudas inclusive de “La cuestión judía” de K. Marx, nos brinda un capítulo especial sobre Paul Celan en “La Historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales”(1997), aún no traducida. De él proviene la información sobre Celan y de su biógrafo John Felstiner.

La fidelidad de Celan a un ideal revolucionario, con el que se comprometió en su juventud y que reafirma en uno de sus textos más importantes:“El Meridiano”, donde se presenta como un autor que se nutrió con los escritos de Kropotkin y Gustav Landauer, lo cual confiere una tonalidad libertaria a su “corazón comunista”.

Se puede reencontrar los signos de esta sensibilidad en muchos escritos menores pero no menos significativos como, por ejemplo, uno sobre la obra del pintor Edgar Jené donde habla de su “fidelidad a una actitud que, habiendo reconocido en el mundo y sus instituciones una prisión para el hombre y su espíritu, había decidido hacer todo lo necesario para derrumbar los muros”.

Esto muestra que si quería que el poema fuera como una trompada es porque había un destinatario que era algo más que un mal metafísico.

También estaba profundamente fascinado con la concepción de Revolución que se desprendía de los escritos de Osip Mandelstam, poeta ruso que tradujo al alemán. Mandelstam, teórico principal del movimiento acmeista, junto a Ana Ajmatova y Nikolai Gumiliev, que proponía que el poeta fuera un artesano y no un mago o un vidente, que ya en 1934 pagó con tres años de exilio un poema satírico dedicado a Stalin, finalmente condenado a trabajos forzados cerca de Vladivostok, donde murió en 1938. Celan no necesitó esperar a ver quemar libros alemanes en Rumania para saber cómo las gastaba el stalinismo.

En un ensayo consagrado al poeta ruso lo representaba como un agitador de los humildes, un revulsivo de dimensión cósmica. Un socialismo de linaje ético- religioso en el cual se reconocía en tanto admirador de Kropotkin y Landauer y lector atento de Benjamin y Scholem.

En 1967, el mismo año de su encuentro con el afiliado nazi 3.125.894, en una corta entrevista a la revista Der Spiegel declaró que él jamás abandonó la esperanza de una transformación, de un cambio que no podía traducirse sino por “Una Revolución”, a la vez social y antiautoritaria.

Diez meses después del malhadado encuentro, según su biógrafo John Felstiner, participó con entusiasmo en las manifestaciones de mayo de 1968 en París, en las calles del Barrio Latino, acompañado de su hijo y cantando la Internacional en francés, ruso e yiddisch.

Respecto al encuentro de referencia cabe la siguiente digresión: Jacques Hassoun, en “El Exilio de la Memoria. La Ruptura de Auschwitz”dice que cruelmente George Arthur Goldschmidt llama a Martín Heidegger “ el adherente 312.589”. ( El verdadero número es 3.125.894. El error proviene de la versión francesa de “Heidegger y el Nazismo”, 1987, de Víctor Farías. Error salvado en la versión castellana de 1998 editada por F.C.E.) Hassoun oscila entre el deseo de llamarlo también así y el calificativo peyorativo por hacerlo. Parece no haber salido aún (1988) del impacto de la investigación de Farías ( 1987). El cruel no es Goldschmidt sino el que se afilió al partido nazi.

Un año después de la aparición del libro de Hassoun, Ulrich Sieg, discípulo de Farías, descubre en el Generallandesarchiv de Karlsruhe, una carta en donde Heidegger funda ya en 1929- filosófica e históricamente- su antisemitismo. El documento es una carta dirigida a Víctor Schwoerer, uno de los directores de la mayor organización alemana para la promoción de la investigación científica. ( Ver Ed. de F.C.E.  del libro de Farías, pág. 163 a 167) y dice entre otras cosas: “… Lo que podía sugerir sólo indirectamente en mi informe quisiera expresarlo aquí de modo más claro: en todo esto se trata nada menos que del hecho que estamos en la alternativa de, o bien dar a nuestra vida intelectual alemana fuerzas y educadores verdaderamente enraizados en nuestro suelo o dejarla abandonada a la creciente judaización en el sentido amplio y en el estricto del mismo ( es subrayado es mío).

Biógrafos como R. Safranski , para tratar de conservar un maestro para Alemania, no dice nada de esto ni de muchas otras cosas.

Farías, que conoció a Celan en 1960, nos relata (ver Ed. F.C.E., pág. 563-564 y 565) un hecho interesante, posterior a la entrevista. “Celan dejó estampada en el libro de huéspedes su tristeza y desilusión. Aludió en su poema a la fuente de agua que junto a la casa de Heidegger separaba la mesa de trabajo y el paisaje de las montañas de la Selva Negra. Cantó también allí a la “estrella” que Heidegger había hecho tallar en la madera, haciendo pensar en la estrella del célebre poema de Hölderlin….Celan nunca llegó a conocer en su dimensión completa (por su suicidio) la tragedia más indescifrable de todo esto: la estrella de la fuente de madera que Celan vió, comenzó a existir apresuradamente recién en 1945, cuando llegaron los aliados a la zona. Ella era tan sólo la transformación, refiere R. Marten, de la cruz gamada( svástica) que ya a fines de los años 20 Heidegger había hecho tallar en la fuente de la esperanza”.

Traverso concluye señalando que esa toma de posición de Celan, reiterada en muchas ocasiones a lo largo de su vida, indica que el mundo que él ha sondeado a través de su poesía, no puede estar, como se lo presenta muchas veces, rigurosamente cerrado a todo porvenir. Consigue en revancha que el frágil hilo de esperanza que lo habita no sea mantenido a pesar de, sino a causa del desgarro de la Historia consumado en Auschwitz. Si ha traído sobre su época la mirada del Angelus Novus, no ha olvidado la “pequeña puerta estrecha” por la cual, según Benjamin, el mundo en ruinas puede hallar una salida. No fue sino un débil hilo de esperanza para Celan, que se rompió un día de abril de 1970 en las aguas del Sena”.

Los nazis, con la Solución Final ( Endlösung), pretendían erradicar del mundo toda idea de igualitarismo que habían inaugurado los judíos con sus Profetas. Esto es lo que no podían perdonar  ellos, que se sentían los representantes elegidos para instaurar un mundo de señores y esclavos.

De allí que sostener que sólo en el lenguaje de los asesinos se puede expresar el horror de los crímenes que cometieron, además de abusivo después de Primo Levi, Robert Antelme, David Rousset, Jorge Semprún y los poetas de lengua yiddisch, termina por tener un tinte racista. Es en espejo la declaración de que sólo el alemán servía para acceder al Ser, y no las lenguas latinas, hecha por Martín Heidegger, que llenó de furia a Víctor Farías y le sirvió para iniciar la investigación sobre le nazismo del “rey sin corona” de Alemania.

En lo que respecta al alemán que usa Celan, este rumano nacido Ancel, es un producto de la Mitteleuropa judeo alemana. Pertenece a un islote lingüístico alemán en el seno de un área geográfica de Europa, donde el judaísmo se expresaba sobre todo en yiddisch, donde la mayoría de la población hablaba una lengua latina, el rumano, y en la cual las influencias eslavas, rusas y ucranianas, eran particularmente fuertes.

Como el de Kafka, el alemán de Celan era una lengua minoritaria y marginal. En febrero de 1962 firma una carta al escritor Reinhard Federman de la siguiente manera: “Pavel Lvovitch Tselan/ Russki poët in partibus nemetskich infidelium/`s ist nur sin Jud “ Paul Celan, fils de Lev.’- Es decir, Poeta ruso en territorio de los infieles alemanes/ nada más que un judío. Paul Celan, hijo de Lev-.  Esto muestra la complejidad de la relación de Celan con las lenguas y su estatuto de marginal en el seno de la lengua.

En 1948, al abandonar Bucarest, se definió por la fórmula de “triste poeta de la lengua teutónica”. Ya instalado en París le escribe a sus amigos rumanos: “No hay nada en el mundo que pueda llevar a un poeta dejar de escribir, más aún si este es judío y alemán la lengua de sus poemas”. En carta a familiares- sus padres habían desaparecido en los campos de la muerte – emigrados a Israel, les dice: “Puede que yo sea uno de los últimos que deba vivir hasta el final el destino de la espiritualidad judía en Europa”.

La influencia de la tradición judía juega un papel fundamental en Celan. Su famoso poema “Fuga de Muerte”( Todesfuge, primitivamente llamado Tango de Muerte), se nutre de otros poetas judíos. La expresión “Leche negra”(Schwarse milch der Frühe wir trinken sie abends: Leche negra del alba la bebemos al atardecer) es muy probable que haya sido tomada de un poema de Rose Ausländer, escrito en 1925 y publicado en una recopilación en Czernovitz, donde Celan nació en 1920,, en 1939 bajo la dirección de Alfred Margul- Sperber. Otra fuente del mismo poema es un texto lírico de Inmanuel Weissglas, poeta alemán de la Bucovina, que fue compañero de escuela de Celan, deportado a los campos, y cuyo poema “Er”(El ), escrito antes que el de Celan ,constituye la base esencial del mismo. Fue publicado en 1970, año del suicidio de Celan.

Esta deuda de Celan para con un poeta desconocido no disminuye su arte sino que señala la experiencia colectiva que nutre su lirismo tan irreductiblemente personal.

Merece señalarse que la marginalidad de Celan es mayor  que la de Kafka, ya que evoca el lugar de su nacimiento, un paisaje desaparecido y desconocido para la mayor parte de sus lectores y que está sostenido por una carnadura enraizada en su historia personal y social.

Los restos de ese mundo pueden verse en el film “Herr Zwilling y Frau Zukerman”(1998) de Volker Köpp ( ver Instituto Goethe). Ambos personajes son los últimos judíos de la capital de la Bucovina, Czernovitz. En la película el propio Paul Celan recita uno de sus poemas a través de una grabación enviada por él mismo a Frau Zukerman.

Frente a la sacralización de lo poético conviene recordar que en medio de la puesta en práctica de la Solución Final (Endlösung)- 1943-, Hitler hizo rendir los máximos honores a Hölderlin, de cuya muerte se cumplía el centenario. Hitler lo adoraba y en el Berlín de una Alemania ya sacudida por las bombas y camino a su derrota definitiva, no dejó de cumplir con los ritos que acompañaban la iluminación de Albert Speer y la música wagneriana de la que era admirador.

Se puede hacer gala de la máxima captación poética y ser un personaje siniestro a la vez. Así se puede concluir un texto diciendo “la esencia del lenguaje está fundamentalmente allí donde ella acontece como poder que crea al mundo, es decir, allí donde ella, como ser de lo que es, se anticipa creando y poniendo a lo que es en un ensamble. El lenguaje originario es el lenguaje de la poesía”.

A la vez se puede comenzar el mismo texto diciendo: “También la naturaleza tiene su historia. Pero, ¿quiere decir esto que también los negros tienen historia?. ¿O es más bien que la naturaleza no tiene historia?. Ella la historia, puede diluirse en el pasado pero, a su vez, no todo lo que desaparece en el pasado es algo que pasa a ser parte de la historia. Cuando se mueven las hélices de un avión entonces, en rigor, no “acontece” nada. Pero cuando ese avión es el que lleva al Führer (Hitler) hasta donde está Mussolini, entonces acaece historia. El avión deviene historia y es, tal vez, cuidado en un museo. El carácter histórico del avión no depende del girar de sus hélices sino de la que emerge de esa reunión en el futuro”.

El texto de referencia pertenece a “Lógica. Lecciones de Martín Heidegger (semestre verano de 1934) en el legado de Hélène Weiss”, Ediciones Anthropos 1991.

Este texto fue entregado a Víctor Farías por el sobrino de Hélène Weiss, Ernst Thugendhat. Weiss era discípula de Heidegger y éste le dijo que no se podría titular en Alemania por ser judía. Para su sentido de la obediencia, idéntico al de Eichmann, para él no había nada que objetar. En alemán la obediencia debida se traduce por obediencia de cadáver, siguiendo la tradición monástica católica del siglo II. Weiss finalmente se tituló en Ginebra, donde murió de cáncer en 1950. En su legado le pidió al sobrino que sólo entregara ese texto a quien lo mereciera. No habrá nuevas ediciones porque la familia Weiss consiguió, a través de acciones legales, la imposibilidad de la reedición. Como se ve no sólo en Auschwitz se intenta matar el pensar y la poesía.

Cínicamente en 1952, Heidegger en su Seminario ¿”Qué es pensar?” hacía alusión al Seminario de la Lógica, suponiendo que no había testimonios del mismo. Además, escandalosamente recomendaba ir a la exposición de los prisioneros de guerra porque decía que, para comprobar el valor de la libertad había que estar allí donde había sido conculcada. Los prisioneros de guerra eran los del ejército de Hitler que “liberaron” a millones de europeos de la vida.

El totalitarismo de mercado, que produce un genocidio silencioso, cuantitativamente mayor en diez veces al ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, también asesina a poetas. Uno de los últimos casos, narrado por Osvaldo Bayer en el artículo “Pirulos”, aparecido en Página 12 el 24 de julio de 1999, es el del poeta alemán Jürgen Fuchs que escribió, poco antes de su muerte temprana, “el capitalismo mató a la poesía”.

Es de esperar que el complejo entramado que liga a los Derechos Humanos, el Pensamiento y la Creación Artística sirva para generar nuevos cuestionamientos y diálogos en un medio intelectual reacio al intercambio.

  • El texto que publicamos forma parte de un texto mas amplio publicado por el autor con el título DERECHOS HUMANOS, PENSAMIENTO Y CREACIÓN ARTÍSTICA en Página 12 el 22/9/2000.

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