Yo soy feminista.

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Anna Donner©®

Yo soy feminista. Y será por eso, porque yo soy feminista, que ya no soporto tanta ignorancia e hipocresía con respecto al tema.

Resulta imposible hablar del progreso de la mujer sin decir Simone de Beauvoir: “Una mujer no nace; se hace” es la frase que encierra los postulados del feminismo. Yo no creo en entidades universales y mucho menos en las entidades “Mujer” y “Hombre”. Somos individuos y el ser.hombre o ser.mujer es tan solo un mero atributo. En tiempos del paleolítico, tanto las mujeres como los hombres hacían “todo”; cazaban, “trabajaban”, lo único que hacían las mujeres y no hacían los hombres era tener hijos. Según Engels, cuando surgió la agricultura el hombre se volvió sedentario y surgió la propiedad privada y los comportamientos comenzaron a diversificarse: las mujeres se quedaban cuidando los cultivos, y los hombres salían a cazar. Así se fue desvirtuando aquella Naturaleza de “Valquiria Guerrera” Femenina, el gozo y el placer del cuerpo. La opresión crecía, la mujer ya no era La Mujer sino que fue deviniendo en “cosa” de su esposo-hombre-marido. Fue perdiendo protagonismo, quien importaba era él, El Hombre, él traía el “sustento” para “el hogar”. Y dada su condición de “Macho Abastecedor” había que “servirlo” y ese fue el triste papel que la sociedad otorgó a La Mujer, servir al hombre, vivir para él, esperarlo con la “sopita a punto” y las “pantuflitas en la puerta”.

Pero la mayor opresión vino, sin lugar a dudas, con el surgimiento de las religiones monoteístas. Todo lo concerniente al tema del gozo sexual era concebido como pecado, el sexo sólo tenía la función de la procreación, por lo tanto La Mujer debía ser una Madre Santa y dadas esas condiciones el sexo era un calvario. Claro que a ellos, los machos, sí les estaba permitido, ponderado y aplaudido el gozo. Y más aún el gozo con “la otra”, “la puta”, definida como aquella mujer que gozaba del sexo, pero la “Moral” era de la otra, de la Madre, de la Santa. Todos esos estereotipos llevaron a la mayoría de las mujeres a sentir represión con respecto a su sexualidad, cuerpo y gozo, generando daños irreversibles en la psiquis. Simone de Beauvoir investigó la situación de la mujer, la historia, surgiendo su obra maestra y madre del feminismo: “El segundo sexo”.

Yo soy feminista. Porque yo no soy un “otro” de ningún hombre, soy un ser individual e independiente. Porque tengo mis derechos: el derecho a ser alguien en la vida que va más allá de hacer las tareas del hogar, estudié mucho para ser alguien en la vida. Porque desprecio e interpelo y lo haré hasta el día de mi muerte a los hombres y a las mujeres machistas.

Y también siempre defendí (y defiendo) las banderas de la diversidad: jamás toleré a la gente que se reía de los gays, detesto a la homofobia.

Y aquí pongo mi punto final.

En nombre del feminismo hoy se levantan las más interesadas banderas, que nada tienen que ver con su esencia. Hoy prima la ignorancia, madre de todas las tristezas. Las pseudofeministas (yo me niego a llamarlas feministas, porque no lo son) creen que ser mujer es ser igual al hombre. O no leyeron “El Segundo Sexo” o no entendieron nada del feminismo de Verdad. Las pseudofeministas (también me niego a llamarlas feminazis porque sencillamente son nada más ni nada menos que vándalas posmodernas plagadas de confusión y de ignorancia) adscriben a “La Muerte del Macho”. Para ellas ser hombre es un delito, conciben un mundo sin machos y en base a este absoluto disparate buscan denostar la figura del hombre, repitiendo en sus pancartas cual loros barranqueros “Hijos del patriarcado hegemónico” sin tan siquiera comprenden el significado de esos vocablos. Pensadoras binarias por naturaleza, ser hombre es ser malo, los hombres son todos malos. Por aquí comenzamos. En este mar de oscuridad es loable que cualquier descerebrada diga que odia a los ginecólogos varones, es obvio, hay que matar a todos los hombres del planeta. Lo mismo la letra “o”, última de la palabra “macho”, por eso ahora se sustituye por la letra “e”. Porque lo demás es cuento. Las pseudofeministas creen que están haciendo la revolución saliendo a las calles “como Dios las trajo al mundo”, con el cuerpo pintado de frases: “Muerte al patriarcado opresor”, y otros bellos epítetos. Muerte al macho, muerte a las relaciones heterosexuales, será por eso que dicen que una unión sexual entre un hombre y una mujer es una “opresión del patriarcado”.

Como dije, siempre fui una acérrima reaccionaria contra la homofobia, pero lo que sucede ahora está muy lejos de ser una defensa a los derechos de las minorías, sino que es una imposición fascista a concebir la sexualidad de un modo impuesta. Bajo ese disparate absoluto es que han diseñado manuales de educación sexual que rezan “No todos los nenes tienen pene” “No todas las nenas tienen vagina”. Me hablan de deconstruir pero yo veo sólo destrucción. Porque yo he leído, he padecido del machismo y de la discriminación, así que deploro tanta falacia a nivel exponencial. ¿Trans debe de estar en la agenda educativa de primaria? Estoy absolutamente en contra. No señores, todos los nenes tienen pene y todas las nenas tienen vagina y aseverar esto no me convierte en una homofoba. “No todas las nenas tienen vagina” es una frase llamadora, como todo cliché paskinero a la que adscribe el ignorante o el que le conviene, vaya uno a saber.

Estoy muy cansada de leer disparates absolutos, estoy cansada de que a los ignorantes de cuarta les “abran los micrófonos”. Yo digo NO.

Y yo soy feminista, para que quede bien, bien claro.

 

2 pensamiento sobre “Yo soy feminista.

  1. Mauricio Aliskevicius

    ERRORES Y COINCIDENCIAS: coincidencia es que las normativas respecto al sexo fueron impuestas por las religiones, que la inferioridad de la mujer fue impuesta por las religiones. No sólo esos males trajeron las religiones, también las guerras.
    Error no dejar que sea la naturaleza la que imponga todo lo relacionado con el sexo, no que lo sea la moda. Moda no sólo en el vestir, moda en levantar banderas que nadie precisa: orgullo gay, feminismo y tantas cosas más. El sexo es una de las partes de la vida animal, no la más importante, y no debería ser tan discutida públicamente sino ejercitada al igual que comer, dormir y demás necesidades naturales. La relación del sexo con el amor, la pertinencia o no de la monogamia, son pretextos para otras cosas. Freud descubrió simplemente que ciertas enfermedades eran causadas por factores psicológicos y muchas veces curables, lo demás es tema para que la gente hable o escriba.
    Homosexualidad existió siempre, parejas abiertas existieron siempre, aberraciones existieron siempre, amor libre, orgías e intercambio de parejas existieron siempre, el ser humano no inventó nada, simplemente copió lo que la naturaleza enseñaba y le hizo pequeñas variaciones. Ocultar o propagandear son costumbres de la época; basta solamente analizar las vidas -entre otros- de los grandes filósofos griegos, o de los contemporáneos como la pareja De Beauvoir-Sartre, o del mismo Sigmund Freud (Shloimele) y sus seguidores (Carl Jung, Alfred Kinsey) . AHORA EXISTE EL “MARKETING”, LAS “AGENCIAS DE PUBLICIDAD”, “SALIRSE DEL ROPERO”, “MACHISMO VERSUS FEMINISMO”.
    Ya en la edad de piedra había matriarcados en tiempos de paz y bonanza, y patriarcados cuando había tiempos de guerra; eran los seres humanos quienes decidían, antes que existieran los teóricos del sexo. Por qué hay que hacer de esto el gran tema?
    Mi última coincidencia: es muy lamentable, pero lugares como Facebook y similares fueron ideas originales que se desvirtuaron porque cualquier imbécil o ignorante escribe cualquier cosa y otros imbéciles o ignorantes se las creen. Así va el mundo.

    1. Anna Donner Autor del artículo

      Mauricio, ante todo gracias por comentar. El ningún momento yo interpelo la homosexualidad-en-si-misma, no pasa por ahí el enfoque. Lo que estoy interpelando es otra cosa muy distinta: la exageración y la confusión en estos tiempos acerca de ciertos temas y el modo de encararlos: los TRANS. Me parece un disparate mayúsculo que a un niño en primaria le “enseñen” (si es que sale el proyecto de ley del manual de “Inclusividad”) que “no todos los nenes tienen pene” y “no todas las nenas tienen vagina”. Interpelo la imposición fascista de una educación que a mi entender confunde más de lo que ayuda. La inclusión no pasa por ahí. La inclusión tampoco pasa por el lenguaje, la inclusión es simplemente aceptar a todo individuo sin distinción. Un saludo. Anna Donner

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